ANTE EL GENOCIDIO, EL CAMINO ES LA LUCHA LIBERTARIA
Damaris Izaguirre
Los imperios siempre han empleado la violencia y el genocidio para lograr sus intereses, bajo la mirada cómplice de organismos como la ONU, instrumentales a los intereses imperialistas, que ante genocidios como el de Gaza, ‘miran para otro lado’.
Dicen que “las comparaciones son odiosas” y que no hay nada más satírico que ‘una víctima que se convierte en victimario’. El siglo anterior el pueblo israelí fue víctima del Holocausto nazi y sería lógico pensar que, al conocer la crudeza de un genocidio, jamás este pueblo se convertiría en victimario; sin embargo, poco tiempo después de su tragedia, Israel dio inicio al genocidio contra el pueblo palestino, inició negando su derecho a ser reconocidos como Estado y les ha venido privando de su territorio, hasta despojarles más de la mitad de su tierra.
Como si fuera poco el despojo continuado contra los palestinos, Israel en octubre de 2023 bajo el sofisma de la autodefensa, escaló su accionar bélico contra Palestina y declaró objetivo militar a cada ser que esté en ese territorio, ya que los bombardeos son contra todo ser viviente, y el asedio contra las caravanas humanitarias, lo realizan a plena luz del día, bajo la anuencia del señor de la guerra: el Tío Sam.
El Genocidio que perpetra y perpetúa el régimen sionista israelí es a todas luces violatorio del Derecho Internacional y de los Derechos Humanos; mucho más si se tienen en cuenta los hechos recientes, donde el recrudecimiento violento de las acciones bélicas israelíes auspiciadas por el Tío Sam, han costado la vida de miles de personas no combatientes y ha llegado al punto del cinismo, de considerar blancos legítimos los refugios, hospitales, mezquitas, viviendas, entre otros.
Ahora, son noticia, los continuos ataques a embarcaciones y convoys que tratan de llevar comida y medicina a Gaza, sometiendo a los palestinos a la hambruna y el exterminio físico por hambre, ¿el parecido con el Holocausto nazi es mera coincidencia? Lo que ha generado un sentimiento global de rechazo y solidaridad con el pueblo palestino, donde millones de personas se han manifestado y continúan movilizándose, para exigir la libertad definitiva de Palestina y el fin de la ocupación y la barbarie israelí.
Meses atrás, el Consejo de Seguridad de la ONU profirió una Resolución que exige un cese el cese el fuego inmediato, y categóricamente expresó: “exigimos la garantía de acceso humanitario para atender sus necesidades médicas y otras necesidades humanitarias y que las partes cumplan las obligaciones que les impone el derecho internacional en relación con todas las personas que detengan». Esta Resolución, como muchos actos de la ONU, no pasaron de ser impactos mediáticos y medidas paliativas, con los que buscan justificar la existencia de un ente caduco y funcional a los intereses imperiales del Tío Sam; cuyas acciones apenas son otra ‘raya del tigre’, que se volverá paisaje.
El gran problema de los entes multilaterales, es que tienen doble moral y doble racero, para la memoria histórica, apoyando el show mediático que lideró el gobierno de Iván Duque (2018-2022), bajo el sofisma de “liberar a Venezuela”, cuando en realidad era una operación de bandera falsa, con la que pretendían armar a la oposición, para favorecer un intento golpista; en ese entonces, la ONU apoyó el “bloqueo diplomático” a Venezuela encabezado por Duque y ordenado por el Tío Sam.
Hoy, ante el genocidio en Gaza, las respuestas de la ONU son retóricas, demagógicas y ‘se hace la de las gafas’, dándole micrófono y tarima a Netanyahu, siendo un prófugo de la justicia internacional, ya que en 2024 la Corte Penal Internacional (CPI), profirió órdenes de arresto contra él como primer ministro de Israel y su anterior ministro de Defensa Yoav Gallant; en el auto condenatorio la CPI afirma que, “encontramos evidencia razonable para afirmar que son responsables de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad que habrían sido cometidos durante la guerra entre Israel y Hamás”.
La indignación y la movilización popular a nivel global ha generado una creciente ola de solidaridad con Palestina, que ha conllevado a que diferentes Estados se quiten ‘el velo de los ojos’ y la mordaza, para empezar a condenar el genocidio perpetrado por Israel. Cada día son más frecuentes y concurridas las protestas, las movilizaciones y los boicots exigiendo frenar el genocidio en curso y la libertad para Palestina. Esto nos deja la movilización popular como la única alternativa, para la lograr la liberación de los pueblos y el respeto de los derechos humanos.