EL MODO DE GUERRA DE LAS FFAA COLOMBIANAS

EL MODO DE GUERRA DE LAS FFAA COLOMBIANAS

Amalia Santana

Se conoció un nuevo hecho sobre la alianza institucional de las Fuerzas Militares (FFMM) colombianas con las bandas narcoparamilitares Exfarc. Las mismas autoridades estatales conocen sobre esta red del Ejército que vende armas e información a estas bandas, y les presta servicios de transporte a sus integrantes.

Esta red de integrantes de las FFMM le trasladó refuerzos a la banda de Pescado desde el Cauca hasta Arauca. Les alcanzó el tiempo hasta para tomar cerveza juntos.

Aunque estos hechos se presenten como incidentes aislados, o como casos de “manzanas podridas” que actúan de forma individual y coyuntural, lo cierto es que por lo menos desde el 2023 y bajo el gobierno del cambio, las bandas ex Farc se han fortalecido, gracias al apoyo logístico y militar de las Fuerzas Armadas (FFAA) que comanda el presidente Petro y gracias al apoyo político y la protección de algunos de sus más destacados funcionarios.

Descubiertos haciendo operaciones encubiertas

Hay que recordar cómo ha funcionado esta alianza. En marzo de 2023 cinco militares de la Tercera Brigada del Ejército fueron capturados por participar de una red de tráfico de armas para las bandas ex Farc en el suroccidente del país. Ante los ojos de todo el mundo, le vendían armas a las disidencias en lavaderos de carros y empresas de seguridad privada en Cali.

Curiosamente, soldados de la misma Tercera Brigada son investigados desde octubre de 2024, por haber ayudado a militares estatales en la cinematográfica Operación Perseo en el Cañón del Micay en el Cauca. Lo que el gobierno le presentó al país como una espectacular toma de las FFMM al Plateado, en realidad fue una alianza del Ejército con las mismas bandas ex Farc que compiten entre ellos, quienes guiaron a los militares por el terreno para evadir caminos minados. Estos hechos fueron reconocidos incluso por el comandante de la Tercera División del Ejército.

En octubre de 2024, se descubrió una red de contactos entre batallones del Ejército estatal en Bogotá y bandas ex Farc, para venderle armas y explosivos a las llamadas disidencias. En diciembre del mismo año, fueron capturados tres suboficiales del Ejército relacionados también con vender armas a las disidencias en Tolemaida, Bogotá y Cali. Al terminar este año, las autoridades tenían por lo menos a cien militares vinculados a procesos por «robar» armas al Ejército para venderlas a disidencias. Todos estos casos, presentados a la opinión pública como “casos aislados”, pero caracterizados por modalidades operativas idénticas: el Ejército da de baja y ordena destruir lotes de armas y municiones que no destruyen, que luego terminan desparecidas y vendidas a las disidencias.

En el Catatumbo no actuaron encubiertos

En enero de este año, en medio de las operaciones del ELN en contra de la banda del 33 en el Catatumbo, también fue de conocimiento de todo el país, como este grupo mantenía comunicación permanente con tropas del Ejército y eran extraídos de la zona en helicópteros y otros vehículos para protegerlos.

Ante la ofensiva del ELN, más de cien integrantes del 33 se “entregaron” al Ejército estatal. Tal fue el caso de alias “mocho Olmedo”, segundo cabecilla del 33, quien después de ser extraído en helicóptero del Catatumbo, fue protegido y resguardado por la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI) del gobierno del cambio, bajo las órdenes del Comisionado Otty Patiño, quien se lo llevó a vivir por dos meses en un apartamento en Bogotá.

Gobierno y bandas ex Farc sellaron esta alianza institucional en mayo de 2025 con la definición de la supuesta Zona de Ubicación Temporal (ZUT) del Catatumbo, que básicamente consistía en una zona de protección para narcoparamilitares, que permanecerían allí agrupados y armados. Como “mal paga el diablo a quien bien le sirve”, esta promesa de protección sigue siendo unos de las tantas promesas incumplidas de este gobierno.

Bandas usadas como arma de guerra

Mientras tanto, la alianza sigue operando. En mayo de este año, aceptaron cargos otros diez policías y soldados, de otra red que vende armas y municiones a bandas ex Farc en el Cauca, Tolima, Meta y Arauca.  Por supuesto, fueron nuevamente presentados como “manzanas podridas” de la institución.

Ante la necesidad de crecer y fortalecerse militarmente para robustecer las rentas del narcotráfico y el extractivismo; así como para asesinar a los liderazgos sociales que se les oponen en las regiones, y combatir al ELN como insurgencia que los enfrenta, esta alianza institucional opera como un sólido engranaje protegido por la impunidad estatal. Las mesas de diálogo, el reconocimiento político y la suspensión de operaciones militares favorecen a estas bandas, mientras el gobierno mantiene una guerra total contra el ELN.

No deja de ser un acto de hipocresía entonces, que mientras llevan años fortaleciéndolos militar y políticamente, se lamenten con ‘lágrimas de cocodrilo’ del descompuesto accionar de las disidencias, que hoy tienen como blanco a la población civil en distintas regiones del país.

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