EL PLAN IMPERIALISTA EN EL QUE PARTICIPA COLOMBIA
Himelda Ascanio
Al Catatumbo siguen llegando soldados y mercenarios, los discursos grandilocuentes del gobierno no cambian el abandono del Estado, ahora debe soportar la continuación de la violencia impuesta desde Estados Unidos, que es acatada ‘a pie juntillas’ por el gobierno de Colombia.
La atención y el morbo de las empresas de comunicación se posan sobre el Catatumbo cuando hay guerra; como gallinazos, los medios corporativos llegan a esta región cuando huelen sangre. Y solo llegan para tergiversar y opinar sobre los muertos, nunca sobre las causas de la violencia, nunca sobre los problemas estructurales. Aparecieron cuando inició la confrontación entre el ELN y las disidencias del Frente 33, luego cuando el gobierno mandó a su ejército a salvaguardar esta banda del 33 y, probablemente, ahora que el presidente insiste en militarizar enviando más soldados.
Como en todas las regiones de Colombia, la historia de violencia y abandono estatal la han padecido las comunidades, y conocen bien a los promotores, los reales intereses y las alianzas. En el Catatumbo, por ejemplo, saben bien lo que han sido los intentos del paramilitarismo por tomarse la región desde finales de los años 90. Conocen bien la sociedad entre Fuerzas Armadas del Estado y bandas narco paramilitares.
Por ello, cuando el gobierno propuso decretar la Conmoción Interior y la militarización del Catatumbo, las comunidades y sus organizaciones sociales, fueron las primeras en rechazar y plantearle al gobierno otra respuesta que no fuera militar, por ejemplo, la implementación del Pacto por el Catatumbo. Tristemente, la respuesta del propio presidente fue estigmatizar y amenazar a las comunidades, organizaciones y liderazgos sociales.
Un plan continuo y permanente
La estigmatización y los señalamientos hechos públicamente por el presidente Petro durante uno de sus Consejos de Ministros y las posteriores amenazas a dirigentes y liderazgos sociales que esto conllevó. Fueron la cuota inicial de una serie de acciones encaminadas a acallar, someter y entregar la región a intereses extranjeros operados por narco paramilitares y Fuerzas Armadas del Estado.
Con las organizaciones sociales bajo amenaza, en medio de una confrontación que se atizó con la protección del ejército estatal a la banda Exfarc frente 33, se intentó impedir la voz de rechazo desde las comunidades y con ello acallar todas las voces disonantes a los planes gubernamentales. Esto es, silenciar a las y los defensores del territorio. Minimizar o invisibilizar las propuestas de las comunidades.
A renglón seguido, el gobierno planteó la propuesta de la Zona de Ubicación Temporal (ZUT) para la banda frente 33, una farsa que buscaba instalar, proteger y sostener a dicha banda dentro del territorio. Sin ninguna claridad, lanzaron dicha propuesta como parapeto para seguir sus planes de entrega de la región. Hasta ahora, todos los plazos se han vencido, no hay ningún tipo de claridad y los miembros de la banda continúan amparados por el gobierno, asesinando pobladores locales y durmiendo en hoteles con protección estatal.
Ruido imperialista y militarización
No es ninguna coincidencia, ni es una contradicción, aunque lo parezca, mientras el presidente Petro posa de antiimperialista ante las amenazas del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump; sus decisiones son totalmente funcionales a los intereses del imperio.
La idea de enviar 25 mil soldados al Catatumbo, en el marco de los acontecimientos que han sucedido en la región y, de nuevo, ignorando las voces de las comunidades catatumberas, no es otra cosa que la continuidad del plan para contra insurgente y de ataque hacia Venezuela. Ni la falsa Guerra contra las drogas, ni la falsa protección de la frontera contra una invasión, tanto los movimientos y amenazas de Trump, como el envío de más tropas a la región, son parte del mismo plan imperialista de agresión, que busca el saqueo de los recursos y la implantación a perpetuidad del narcotráfico en la frontera.
Con ese panorama, los ‘vientos de guerra’ soplan cada vez más fuerte, una eventual agresión imperialista tendrá connotaciones en toda la región nuestro americana y en Colombia principalmente. Esperemos que no suceda, aunque desde hace rato se sabe que “en el interregno surgen los monstruos”, la decadencia del imperio podría tratar de arrastrarnos en su caída, pero capaz también encontrará su sepultura. “Nos empujan a esa lucha; no hay más remedio que prepararla y decidirse a emprenderla”, al decir del Che.
Asesinados de la semana
María Mariela Monsalve Tobón, reconocida lideresa social, comunitaria y campesina del corregimiento de Santa Rita de Ituango, Antioquia; fue asesinada el 3 de septiembre, en su vivienda.
Daniel Niño Niño, reconocido líder social y político, destacado por su trayectoria como exconcejal municipal, secretario de la Alcaldía de Socotá (Boyacá) e integrante de la Asociación Campesina del Río Pauto. Desarrolló su labor como líder principalmente en la vereda El Oso, en el municipio de Socotá, Boyacá; fue asesinado el 3 de septiembre, cuando se desplazaba entre los municipios de Socotá (Boyacá) y Hato Corozal (Casanare).