PARA VERDADES, EL PUEBLO

PARA VERDADES, EL PUEBLO

Himelda Ascanio

Han querido hacer creer que la muerte de un senador es un magnicidio. Llaman a no polarizar, a que pare la violencia. Pero al mismo tiempo continúan impulsando todo ello.

Por sus medios de comunicación tratan de apuntalar e imponer una sola opinión. Ante eso basta una cifra, un muerto que les duele, por 6402 que no les importó.

Por definición, un magnicidio es la muerte o asesinato de una persona con un cargo relevante o de poder. Se asocia entonces inmediatamente al escenario institucional, sin embargo, cabe la discusión.  Pues no hablamos solo de poder político y los cargos institucionales no son automáticamente relevantes para la sociedad. De hecho, la mayoría de ellos son contrarios y enemigos de las mayorías del país.

En un país con una triste e indeseable tradición de violencia como Colombia, se ha tratado de naturalizar la muerte, la violencia y el dolor. La oligarquía asesina y sus mafias narcotraficantes impulsan el genocidio en curso contra los liderazgos sociales. Llaman a la guerra y convocan a intervenciones militares. Mientras sus medios de desinformación manipulan y mienten. Nada más contradictorio que hablar de paz y fin de la violencia, al mismo tiempo que se pide la guerra y se niega el conflicto.

La Solución es política

Hace 26 años a esta misma oligarquía y sus paramilitares les pareció demasiado incomodo el humor político de Jaime Garzón. Porque incluso el humor se les volvió peligroso, porque Garzón logró recoger la voz y el sentir de la gente y representarlo con personajes del pueblo. Y con ellos, decir verdades y ponerlas en la opinión popular.

Parte de las posiciones que le costaron la vida a este periodista, político y humorista del pueblo, fue su disposición y vocación por la búsqueda de la solución política del conflicto en Colombia. En coherencia con eso fue crítico de los personajes que años después llegarían al poder y desde ahí impulsarían su muerte.

Buscar realmente la Solución Política del Conflicto pasa por ser coherentes y recordar el supremo derecho a la igualdad. Pasar la página de la violencia en Colombia es poder disentir y que eso no cueste la vida, como le pasó a Garzón, para citar solo uno de los miles de lideres y lideresas populares que son asesinadas.

Ahora bien, esa determinación política nos obliga a cambiar a todos y todas como sociedad. No solo y precisamente a los y las históricamente excluidas, no solo a la izquierda revolucionaria alzada en armas. Construir la paz implica valorar y discutir de manera soberana las causas que generan la violencia y que genera dolor de todos los lados.

Quienes hacen llamados al exterminar y destripar sectores políticos, están llamando a la continuidad de la guerra, de la violencia. Igual que quienes desde el poder mienten y niegan la existencia de un conflicto social, político y armado, negar el conflicto es negar la diferencia, el derecho a la rebelión y por tanto, es continuar con la exclusión que justamente es una causa principal de la violencia.

El pueblo está cansado del largo ciclo de guerra, ha sido protagonista de las posibilidades de cambio y está dispuesto siempre a concretar y que construyamos una sociedad donde prime la vida y se ponga realmente al centro del interés del país, no del capital, ni de intereses extranjeros.

Asesinados de la semana

Yeison Aizama Variaza, era un reconocido líder social e indígena, destacado guardia del resguardo Embera DAI UMADAMIA, ubicado en el municipio de El Dovio, Valle del Cauca; fue asesinado el 11 de agosto en horas de la mañana, cuando hombres armados le dispararon de manera indiscriminada.

Álvaro Roncancio, reconocido líder social y presidente de la Junta de Acción Comunal de la localidad de Tenjo, en el municipio de Palmira, Valle del Cauca; fue asesinado el 15 de agosto en el casco urbano de Palmira, exactamente en el sector de Bulevar de la Carbonera.

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