EMPRESARIOS, EXTREMA DERECHA Y EL DELITO POLÍTICO
Amalia Santana
La semana pasada se llevó a cabo en Cartagena el Congreso Empresarial Colombiano, liderado por la ANDI, Asobancaria y las empresas petroleras.
Este Congreso estuvo cargado de performances e hipocresías, protagonizadas por los grupos políticos que ahora sí reconocen que en Colombia existe la violencia política, porque asesinaron a Miguel Uribe, pero también por los oportunistas que pretenden ganar votos y lugar en la opinión, instrumentalizando el genocidio en curso contra el pueblo palestino.
A manteles, el grupúsculo de los empresarios más ricos del país, secundados por candidatos y candidatas de la extrema derecha, se autoproclamaron una vez más como el sector más importante de la sociedad y motor del desarrollo, convocados a tomar las decisiones sobre el futuro del país. Nos dejaron claro una vez más, lo que para ellos significa democracia: La defensa a muerte de los intereses de los ricos y los poderosos.
Dijeron estar preocupados por la “inestabilidad de la sociedad”, “la polarización”, “la debilidad de las instituciones”, y “el deterioro de la seguridad”, confirmaron su plan para el país en los próximos años, amplificados y alabados por todos los micrófonos de los medios de comunicación corporativos, de los que ellos mismos son dueños.
Sin disenso evidente concluyeron que el camino es seguir desangrando a Colombia, explotando carbón y petróleo con fracking, así como fortalecer la entrega del país a los Estados Unidos en el marco de su supuesta Guerra contra las drogas. El Congreso Empresarial confirmó, cómo los sectores que conforman el régimen colombiano se disponen con todas sus fuerzas, a consolidar en Colombia la radicalización fascista que avanza en distintos lugares del mundo.
No es en el Congreso de la República o en la Casa de presidencial donde se están tomando las decisiones, sobre el rumbo de los colombianos y colombianas, es en las reuniones de los grandes empresarios, a las que acuden sin sonrojo los candidatos y candidatas de la extrema derecha a prometerles que, obedientes, cumplirán con sus mandatos.
Las conclusiones fueron de manual: Fortalecimiento de la fuerza pública, con más hombres y mujeres pobres que peleen su Guerra, claro está, Extradición exprés a EEUU, congelamiento del salario de los trabajadores y esta perla: La eliminación del delito político en Colombia. Desde Claudia López hasta Vicky Dávila, aplaudidas por un auditorio emocionado, todos y todas las candidatas de la extrema derecha, aseguraron que este es el momento de eliminar el delito político en Colombia. Es decir, que es el momento de desconocer que existimos hombres y mujeres amparados por el derecho universal a la rebelión, que luchamos hoy aún por la transformación radical del régimen y sus instituciones.
No debe sorprendernos esta iniciativa, la extrema derecha ha pretendido eliminar el delito político del ordenamiento jurídico hace tiempo. El partido de Uribe, el Centro Democrático ha impulsado iniciativas al respecto en el Congreso de la República. Lo de que debe llamarnos hoy la atención, es que no son solo la extrema derecha y el empresariado colombiano quienes lideran este propósito. Paradójicamente, los sectores políticos afines al fascismo en Colombia se expresan hoy en sintonía con las tesis que al respecto ha esgrimido el gobierno de Gustavo Petro: ‘el conflicto armado ya no existe’, ‘las insurgentes somos un cartel de narcotráfico’, ‘no existe una lucha guerrillera por transformar el país’, ‘solo existen guerras regionales por controlar rentas ilícitas’; entonces, no existe el delito político en Colombia.
El progresismo y la extrema derecha, en cuanto a lo fundamental se refiere, no son tan distintos como aparentan: Hoy se encuentran juntos en el Negacionismo de la existencia de un conflicto social, económico, político y armado en Colombia. Esta es pues, una de las nefastas consecuencias de la política de paz del actual gobierno, que con su errático y amañado comportamiento, ha allanado un importante tramo del camino a la consolidación de estas aspiraciones de los nuevos fascismos en el mundo.
El derecho a rebelarnos contra la tiranía y la injusticia, es el derecho que tienen hoy todos los pueblos del mundo ante la proliferación del hambre, la depredación, la guerra y el genocidio. Por eso, cuando el presidente de la república, respaldado por sectores progresistas, se ensañan en el exterminio político y militar del ELN, señalándonos de mafiosas y narcotraficantes, desconociendo la existencia de la lucha insurgente; no hacen solo un señalamiento contra las mujeres y hombres del ELN, sino que le están abriendo el camino al triunfo de la hegemonía fascista en la sociedad.