LOS NADIE EXIGEN, ¡INDEPENDENCIA!

LOS NADIE EXIGEN, ¡INDEPENDENCIA!

Damaris Izaguirre

La historia oficialista dice que en 1819 se selló la “libertad” de la Nueva Granada y se empezó a escribir la historia de Colombia como República; sin embargo, lo que ocurrió fue el surgimiento de una seudo-independencia que se aleja de un verdadero proceso emancipatorio.

El 7 de agosto se conmemora la Batalla de Boyacá, hito histórico, considerado como la última y crucial batalla que dio lugar a la “independencia” de la Nueva Granada. Para los historiadores oficialistas, esto representa el surgimiento de nuestro país como República independiente, sin embargo, los hechos muestran una clara subordinación de nuestro país al Tío Sam, lo que nos muestra como una seudo-república, que se ufana de ser un Estado Social de Derecho, de carácter “democrático”.

La realidad da cuenta que el sistema político burgués impuesto por Tío Sam e instrumentalizado por el régimen dominante, solo favorece sus intereses de clase para engordar a los oligopolios y que disfraza un Estado mafioso, colonia de los EEUU. En este contexto la tal “democracia” que pregona el régimen y algunos progresistas, no es más que una falacia que legitima el statu quo, a la vez que da una falsa sensación de bienestar.

Esta falacia sostenida por el régimen durante centurias, ha calado en lo más hondo de la sociedad y en la base de su sistema supuestamente representativo, donde los seudo-patriotas se hacen elegir, ofreciendo banderas de libertad y estado de bienestar para Los Nadie, pero al posesionarse obedecen a los intereses de sus poderosos amos, el régimen oligárquico, que se ha hegemonizado en el poder con el patrocinio del Tío Sam.

Cada cuatrienio cambian los maniquíes e incluso en ocasiones hasta “las banderas”, pero el verdadero poder sigue reposando en los de siempre, un régimen clasista heredero de la burguesía criolla del siglo XIX; en ese entonces y hasta ahora el viejo régimen solo vela por sus intereses, que son diametralmente opuestos a los intereses de la clase popular, mientras tanto, Los Nadie y la Colombia profunda, continúan sin acceso a los servicios básicos, azotada por la pobreza, a causa de la orfandad estatal.

Hace cuatro años los abusos de régimen, dieron origen a un alzamiento popular espontáneo, el Estallido Social de 2021, que buscaba alcanzar las transformaciones sociales básicas negadas durante décadas, primero intentaron extinguir este conato insurreccional ‘a sangre y fuego’, pero como no les funcionó, los atacaron con la ‘Maldición de Malinche’: una propuesta política llamada progresista, que instrumentalizó el Estallido Social pintando ‘castillos de humo’, que se desvanecen en el aire, a la par que convierten las promesas de cambio estructural, en paliativos asistencialistas que bajo la falacia del cambio, dejan que todo siga igual.

Es más que evidente que nuestro país no es libre y mucho menos democrático, por lo tanto es inaplazable una insurrección popular que nos de la negada emancipación; desde luego esta transformación no puede ser retórica, debe estar fundada en hechos tangibles.

Es el momento de exigirle al Gobierno del Cambio que se sincere y diga si está en capacidad de lograr transformaciones estructurales y no un proceso reformista que ejecuta solo cambios superficiales. Los hechos dejan entrever que los cambios solo vendrán de mano de la movilización y lucha popular, porque ‘solo el pueblo salva el pueblo’ y solo de la mano de la lucha popular llegará la segunda y definitiva independencia.

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