EL TÍO SAM PATROCINA EL GENOCIDIO
Damaris Izaguirre
El Genocidio continuado que perpetra el régimen sionista israelí es a todas luces violatorio del Derecho Internacional, lo que hace incomprensible que países que se dicen ser demócratas y adalides de la paz como EEUU respalden bélica y políticamente a Israel.
Hace tres semanas, utilizando como pretexto la legitima defensa y la “supuesta” respuesta bélica a un ataque de Hamas, Israel dio inicio a una nueva cadena de ataques desproporcionados en contra del pueblo palestino; sin embargo, a la fecha la mayoría de ataques son israelitas y están dirigidos a blancos civiles, edificaciones de carácter humanitario como es el caso de varios hospitales, escuelas y hospedajes para refugiados que han sido destruidos por los bombardeos.
El Derecho Internacional Humanitario (DIH) no busca terminar los conflictos armados sino regularlos, en otras palabras, humaniza la guerra a través de un conjunto de normas que prohíbe acciones como ataques indiscriminados contra civiles, bloqueos, desplazamientos forzados, bombardeos de instalaciones no militares, entre otros. El conjunto de acciones que adelanta Israel contra el pueblo palestino a todas luces es una violación flagrante al DIH y, configura un genocidio secuencial y continuado que se desarrolla bajo el auspicio de potencias como EEUU, que políticamente insta a otros Estados a apoyar este genocidio y militarmente auspicia a Israel con dinero, armas y tropas.
Diferentes Estados se han quitado tímidamente la venda de los ojos y han condenado el genocidio perpetrado por Israel, unos pocos han llamado a sus embajadores a consultas y solo la digna Bolivia rompió relaciones diplomáticas con Israel; después de centenares de muertos, heridos y población muriendo de hambre, una comisión de expertos con tímida voz lanza una alerta por un posible genocidio, acciones pusilánimes que son disonantes con lo que dice representar la democracia en las Naciones Unidas, ¿será que este organismo multilateral teme contradecir al Tío Sam?
Genocidios como el cometido contra el pueblo palestino y la poca o nula acción de la ONU, dejan en entre dicho su funcionalidad e imparcialidad; ante acciones de menor calado cometidas por países contrarios a EEUU, la ONU lanza feroces ataques y medidas disuasivas, pero ante el genocidio en curso que perpetra el consentido del Tío Sam ‘mira para otro lado’. Todo indica que es hora de reemplazar a la ONU por un organismo igualitario donde las potencias no sean jueces y partes, y que realmente cumpla su deber ser.