CORRUPCIÓN ELECTORAL, EL CONTRAGOLPE DE LA DERECHA
Sergio Torres
La corrupción es un mal que ha infectado totalmente al Estado colombiano. La prueba más clara y fáctica de ello son justamente las dinámicas electorales; la supuesta prueba de la democracia termina siendo un asqueante círculo de mafias, clanes y corruptelas.
Las contiendas electorales son la expresión de la deformación y captura de la llamada democracia representativa, por parte de mafias y clanes familiares corruptos, que bajo el amparo de un partido político convierten la ya débil dinámica electoral en el primer paso para perpetuar la corrupción en todos los poderes políticos nacionales, regionales y locales.
Elecciones regionales, prácticamente reelecciones
Clanes políticos fue el término que se acuñó para describir a las mafias familiares que construyeron todo un entramado de corrupción alrededor de la dinámica política electoral y capturaron la institucionalidad en las regiones. Aliados con grupos criminales, manejando negocios ilegales y a través de nepotismo y violencia, se mantienen aferrados a los cargos públicos, para amasar fortunas y así darle impulso al círculo corrupto bajo el amparo de la “democracia”. Estos clanes se instalaron en todas la regiones del país y desde allí tejieron nexos con los representantes del viejo régimen en el gobierno nacional.
En el centro del país son famosos clanes como el del exgobernador Jorge Rey del partido de la U, que nuevamente será gobernador de Cundinamarca. O en Norte de Santander el exgobernador William Villamizar, que aunque está inscrito bajo un grupo significativo, tiene avales del Partido Conservador y Cambio Radical, y aspira nuevamente al cargo.
El Chocó, donde la corrupción y la pobreza se agudizan con mayor saña, es muy probable que el próximo gobernador sea el cuestionado Patrocinio Sánchez Montes de Oca, exgobernador de ese departamento, condenado por peculado en 2010 y hermano de Odín Sánchez Montes de Oca condenado por parapolítica.
Casos emblemáticos
Entre la cantidad de casos de corrupción que pululan en el ambiente electoral, algunos sobresalen por los niveles de evidencia, la descarada y abierta maquinaria criminal, y los alcances nacionales que logran.
Así por ejemplo, el caso del Clan Char en el Atlántico y buena parte de la costa Caribe colombiana. Alejandro Char es actualmente candidato a reelegirse como alcalde de Barranquilla. Su familia mantiene el control de dicha alcaldía y de la Gobernación del Atlántico, tienen congresistas y mayorías en el Concejo Municipal y la Asamblea. El manejo y la manipulación a través de sus empresas: supermercados y emisoras Olímpica, el banco Serfinanza y el equipo de fútbol Junior F.C, les permite gambetear varios escándalos de corrupción de los que son protagonistas, como el caso de Transmetro y Servifinanza o el famoso caso de Aída Merlano, condenada por compra de votos, donde tanto Alejandro como Arturo Char están investigados, este último imputado por la Corte Suprema.
El pasado 6 octubre se ordenó la detención de Cielo Gnecco, la poderosa baronesa electoral del Cesar y cabeza del clan Gnecco. Un clan que en alianza con el paramilitarismo lleva más de 25 años manejando la política de ese departamento. Cielo Gnecco tiene orden de captura por los delitos de secuestro extorsivo y homicidio en persona protegida; es la madre del capturado gobernador Luis Alberto Monsalvo Gnecco y tía del exsenador investigado por compra de votos y nexos con el paramilitarismo, José Alfredo Gnecco Zuleta. Este clan cuenta con un prontuario grande de varios delitos. Su candidata a la gobernación del Cesar es Elvia Milena Sanjuán y su promotora Cielo Gnecco está prófuga de la justicia.
En el Valle del Cauca está prácticamente cantada la victoria de Dilian Francisca Toro, que volverá a ser gobernadora del departamento. Al único rival que se le acercaba en las encuestas, el empresario Tulio Gómez, le fue recientemente revocada su candidatura, por lo que esta baronesa electoral tiene el camino expedito para volver a gobernar. Dilian tiene en su haber varias investigaciones por nexos con el narco-paramilitarismo en el Valle. Además, desde que presidió el Congreso de la República construyó una estructura de corrupción alrededor de empresas de la salud, por ello fue férrea opositora a la reforma del sistema de salud propuesto recientemente por el gobierno de Petro.
La ciudades amenazadas
El panorama electoral para las ciudades parece haber dado un nuevo giro, totalmente opuesto al horizonte electoral de hace 4 años, cuando las alcaldías de las principales ciudades eran ocupadas por representantes del llamado progresismo o cercanos a este. Ahora, de no mediar una reacción de último momento, las principales ciudades serán dirigidas por sectores de derecha o de oposición a Petro. Todas con cuestionables prontuarios corruptos y criminales. Una amenaza que se posa sobre las ciudades.
Federico Gutiérrez en Medellín, lidera las encuestas de intención de voto, a pesar de sus probados nexos con el grupo narcoparamilitar Oficina de Envigado durante su pasada alcaldía, en la que su secretario de seguridad, Gustavo Villegas, fue condenado por su relación con este grupo.
En Cali la disputa está bastante cerrada entre dos candidatos, representantes cada uno de un tipo de derecha; Alejandro Eder, un oligarca despojador de tierras de la derecha más tradicional y hegemónica; y Roberto Ortiz, un nuevo rico que hizo fortuna a partir del negocio del chance y la explotación de las apuestas. La ciudad donde fue más fuerte el Estallido Social, no tendrá un alcalde de ideas progresistas, ni de consonancia con el llamado gobierno del cambio.
En la capital del país al menos hay un candidato afecto al gobierno en real disputa por el primer cargo del distrito. Aunque en la contienda haya personajes tan lamentables como Diego Molano, quien debería estar pagando por sus crímenes como Ministro de Defensa en 2021.