PERDÓN A LAS MADRES DE SOACHA
Himelda Ascanio
El Estado colombiano, pidió perdón a las madres y familiares de los inocentes que , estando en estado de indefensión, fueron asesinados por el Ejército, mediáticamente llamados “Falsos Positivos”.
El acto se realizó en reconocimiento a los jóvenes desaparecidos y asesinados de Soacha, frente a las madres que han librado una dura batalla por conocer la verdad y buscar justicia para sus hijos. 20 años después, poco a poco, van apareciendo los detalles y los responsables de esta barbarie. El Estado colombiano no pudo seguir ocultando, y por el contrario tuvo que reconocer, que sus Fuerzas Armadas perpetraron los crímenes más atroces en la historia colombiana.
Tal vez en Colombia aún no se haya dimensionado el tamaño de la atrocidad que significan los 6.402 crímenes. Lo que significa que un Estado haya elevado a la categoría de política el accionar criminal contra los jóvenes que desaparecieron, asesinaron y luego presentaron como insurgentes muertos en combate. Por ello, la significación que tiene la petición de perdón por parte del Estado, no niega, ni mucho menos puede cerrar, todo lo que falta por esclarecerle a esta perversión.
Un acto importante, pero incompleto
En la ceremonia el ministro de defensa, Iván Velázquez, reconoció la responsabilidad del Ejército en esta práctica que, con incentivos en recompensas y ascensos, exigía a sus unidades resultados expresados en número de muertos, para sostener la idea del triunfo de la política contrainsurgente del Gobierno.
“Crímenes (que) nos avergüenzan ante el mundo”, como bien lo señaló el Ministro Velásquez, pero más vergüenza causa que hoy se sigan sucediendo crímenes similares. Y que los culpables de dicha política de exterminio sigan sin ser enjuiciados. El Estado colombiano hace bien en pedir perdón a las víctimas, familiares de quienes fueron asesinados, pero aún no puede garantizar la justicia y la no repetición de estas prácticas que sus FFAA siguen cometiendo, tal vez ya no como una política de Estado, pero si como parte de una doctrina instalada en todo el aparato militar.
“Nos presentamos ante las víctimas, ante la sociedad colombiana, ante la comunidad internacional, para decir: perdón. Esto, y no es un lugar común, nunca debió ocurrir. Esto nunca podrá volver a ocurrir”, agregó Velásquez. Si el Estado colombiano pide perdón y reconoce la responsabilidad de sus fuerzas militares en estas prácticas, es una obligación que quienes fueron sus máximos jefes deban responder ante la justicia. Al rededor de 6.402 víctimas de esta práctica han sido reveladas solo entre los años 2002 y 2008, es decir, los periodos del gobierno de Álvaro Uribe.
Los testimonios que se han ido conociendo por parte de soldados, algunos oficiales y muy pocos generales, han reconocido y detallado como los altos mandos exigían y presionaban a batallones enteros para que entregaran resultados en litros de sangre, revelan no solo la sevicia enferma de quienes idearon e instalaron estas prácticas, sino su mentalidad sociópata y el peligro que representan.
La voz de las Madres
En el acto las voces de las madres Soacha volvieron a hacer eco. “Para nadie es un secreto que Uribe es el culpable de la muerte de todos los jóvenes… Santos y Uribe acabaron con nuestras familias”, dijo la madre de Deiby Julián Pisa, un niño de 14 años de edad asesinado y presentado como “dado de baja en combate”.
“Uribe hoy se burla de nosotros, de las víctimas de Colombia, pero cuando esté allá arriba no se va a poder burlar de nadie, Dios lo va a estar juzgando”, señaló la señora Blanca Nubia, mamá de Julián Oviedo Monroy, asesinado y presentado como guerrillero muerto en combate.
“Yo no perdono a los que mataron a mi hijo hasta no determinar quién dio la orden, que sabemos quién fue, fue Uribe. ¿Dónde está Montoya? Él niega todo lo que hizo”, dijo otra de las madres.
Asesinados de esta semana
Omar Hernández Simanca asesinado el 2 de octubre de 2023 en Planeta Rica, Córdoba. Era parte del Consejo Comunitario de los ríos La Larga y Tumaradó -COCOLATU- era representante de la comunidad de Chipes.
Gildardo Pisso Ortiz asesinado el 5 de octubre de 2023 en La Plata, Huila. Firmante del acuerdo de paz, realizaba actualmente su reincorporación.
Maryuri Cárdenas Malagón asesinada el 5 de octubre de 2023 en Mutatá, Antioquia. Era una lideresa política y actual candidata al concejo del municipio de Mutatá, Antioquia por el partido Gente en MovimientoSamuel Avendaño asesinado el 5 de octubre de 2023 en Carmen del Darién, Chocó. Era reclamante de tierras de las comunidades de Apartadocito y Bracito en el Chocó.