LOS RICOS AUMENTAN Y LA POBREZA TAMBIÉN
Claudia Julieta Parra
El capitalismo ha concentrado la riqueza en unas pocas manos, lo que incrementa la desigualdad y exacerba la pobreza en las capas sociales medias y bajas. Esta situación intrínseca del modelo se ha recrudecido con la crisis económica haciendo insostenible la situación socioeconómica de los más pobres.
La desigualdad global se ha disparado y no hay mejor manera de abordarla que redistribuyendo la riqueza, según la OXFAM el 1 por ciento de los más rico ha acaparado casi dos tercios de la nueva riqueza generada en los últimos dos años, casi el doble que el 99 por ciento restante de la humanidad; la fortuna de los milmillonarios aumenta en 2700 millones de dólares cada día, mientras que los salarios de al menos 1.700 millones de trabajadoras y trabajadores decrece respecto a la media incremental de la inflación, y ha llevado a nivel mundial a que entre 2020 y 2023, 165 millones de personas caigan en la pobreza.
El Banco Mundial (BM) anunció que no se logrará cumplir el objetivo de poner fin a la pobreza extrema de cara a 2030 y que “se han frenado los avances mundiales en la reducción de la pobreza extrema y representaría el mayor revés para los esfuerzos de reducción de la pobreza a nivel mundial desde la Segunda Guerra Mundial”; esto desde luego deja implícito disminuir el acaparamiento de la riqueza en un reducido grupo plutocrático y la necesidad de un modelo redistributivo que democratice la riqueza.
En Colombia la desigualdad sigue la misma línea global, en el último año y pese a la recesión técnica existente, las fortunas de los grandes millonarios se han incrementado en un 19,5 por ciento, siendo la Banca la más beneficiada en gran medida por el favorecimiento que le brinda el incremento de las Tasas de Interés y de la Tasa de Usura; mientras el poder adquisitivo per cápita disminuye ostensiblemente generando un shock por demanda, que obliga a gestar medidas eficaces que conjuren la crisis.
El Exministro de Hacienda José Antonio Ocampo recientemente afirmó que, “gravar duramente la riqueza de los más ricos ya no es una opción, sino una obligación, de lo contrario es imposible solventar el déficit existente”. Por lo tanto, es urgente e inaplazable cambiar estructuralmente el modelo económico, sobre la base de un modelo redistributivo que grave los grandes capitales para reinvertir en el desarrollo integral de la producción nacional, generando formalización laboral y el incremento del poder adquisitivo per cápita.
Mientras el gobierno siga ayudando a los millonarios estos seguirán haciendo más ricos y los pobres más pobres.