LA POBREZA ENERGÉTICA EN COLOMBIA

LA POBREZA ENERGÉTICA EN COLOMBIA

Chavela Villamil

El modelo capitalista monopoliza los recursos y privatiza los servicios, esto lleva a que en países con gran capacidad hidroeléctrica como el nuestro, los costos de la energía sean altos y que gran parte de su población no tenga acceso a este servicio esencial.

La pobreza y la desigualdad son consecuencia del modelo económico que monopoliza las utilidades, democratiza las pérdidas y centra el recaudo tributario en la población de menor capacidad económica. Esta es la principal razón por la cual en nuestro país la pobreza continúa teniendo cifras muy altas, el año anterior el Índice de Pobreza Multidimensional fue 12,9 por ciento en su media nacional, mientras a nivel rural fue de 27,3 por ciento, por su parte la Pobreza Monetaria fue de 37,5 por ciento y la Pobreza Extrema oscilo en 11,5 por ciento, es decir, cerca de 5.750.000 colombianos tienen ingresos mensuales por debajo de 161.099 pesos [1]; a estas cifras se aúna la inflación que disminuye considerablemente el poder adquisitivo desacelerando el mercado y dejando la economía familiar al borde del colapso.      

No solo es la pobreza monetaria, sino la pobreza energética

El modelo neoliberal bajo el sofisma de disminuir costos estatales y mejorar la prestación del servicio, implantó la enajenación de activos para hacerlos de carácter privado, esto ha llevado a que servicios públicos vitales y estratégicos como el agua, la energía eléctrica, el gas, entre otros, sean de carácter privado, lo cual no solo incrementa el costo del servicio al dejarlo abierto a la teoría de libre mercado, sino que además impide que las capas sociales más bajas accedan a derechos fundamentales.  

El Sistema Interconectado Nacional (SIN) durante el año anterior, con una capacidad instalada de 19.435 Mw generó en promedio 158,61 GWh-día, y tuvo una disminución del 0,65 por ciento en comparación con el año anterior comparado con la generación; sin embargo, no alcanza a cubrir a gran parte de la población ya que en sí el problema no es falta de generación de energía, sino falta de redes de distribución en especial en lugares distantes y que los costos sobrepasan el poder adquisitivo de buena parte de la población. 

Así como existe la pobreza multidimensional y monetaria, el déficit de acceso a electricidad a introducido un nuevo termino denominado pobreza energética, que hace referencia a la incapacidad de un hogar de alcanzar un nivel social y materialmente necesario, imposibilitándolo de acceder a servicios domésticos esenciales como la energía; por ende, un hogar que padece pobreza energética no puede acceder a este servicio.

Un estudio reciente midió el Índice Multidimensional de Pobreza Energética (IMPE), el estudio indica que 9,6 millones de colombianos se encuentran en situación de pobreza energética, que equivale al 18,5 por ciento de la población, de los cuales resalta que el 31,25 por ciento de los departamentos tienen el IMPE por encima del 50 por ciento; además existe una brecha acentuada entre las zonas urbanas y las rurales remotas, en áreas rurales la escasez es 11 veces superior, en los grandes centros urbanos el IMPE es de 4,3 por ciento, mientras que en los municipios remotos este es de 47,9 por ciento [2]. 

Sigue sin cambiar la política económica

Gran parte de la carga inflacional es ocasionada por el alto costo de la electricidad, el sistema actual descarga gran parte de la carga de las empresas distribuidoras y comercializadoras de energía en el usuario común; por ende, el problema de fondo es la privatización de gran parte de las electrificadoras, ya que su costo termina siendo regulado por las fluctuaciones del mercado bursátil y no por el Estado, esto conlleva a que la población con bajo poder adquisitivo sufra desabastecimiento de dicho servicio esencial.

Acabar con el déficit de abastecimiento eléctrico que sufre buena parte del país en especial zonas rurales y distantes, tiene implícito un cambio en las políticas económicas que van más allá de la reducción de los costos de la tarifa, en otras palabras, se requiere un modelo que le permita al Estado retomar el control de los servicios esenciales, de lo contrario es imposible disminuir costos y reducir el déficit social, solo así es posible disminuir la brecha de Pobreza Monetaria y Pobreza Extrema, mejorar el poder adquisitivo per cápita y la calidad de vida de todos los colombianos, en especial las capas sociales bajas.

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[1] Boletín de pobreza multidimensional y mentaría de 2022. DANE, 23-08-2023.

[2] En Colombia hay 19 millones de habitantes en pobreza energética. Valora Analitik, 18-09-2023.

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