LA DEUDA EXTERNA COLAPSA LA ECONOMÍA

LA DEUDA EXTERNA COLAPSA LA ECONOMÍA

Chavela Villamil

La decadencia del modelo económico imperante ha incrementado la inflación y generado una desaceleración global, que aumenta ostensiblemente el déficit de Cuenta Corriente conocido como Deuda Externa (DE), y tiene a varias economías al borde del colapso financiero.

Durante décadas el modelo capitalista ha venido experimentando una crisis que ha contraído paulatinamente la economía global, lo que ha conllevado la desaceleración de la economía mundial, afectando la sostenibilidad fiscal de los países sin importar si son desarrollados o en desarrollo, obligando a muchos de ellos a incrementar cuantiosamente su Déficit en Cuenta Corriente.

Al cierre de 2022, el déficit de deuda pública global acumuló 92 billones de dólares, el 29,8 por ciento de este monto corresponde a los países en desarrollo; un reciente estudio señala que 52 países (40 por ciento del mundo en desarrollo), están en graves problemas de deuda y buscan un alivio fiscal urgente para esas economías [1].

El más reciente informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el déficit de Cuenta Corriente global, afirma que el año anterior la deuda total ascendió al 238 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), en 2022 la DE global ascendió a 235 billones de dólares; el FMI afirma que, “sigue la Deuda Externa siendo alta y su sostenibilidad sigue siendo una preocupación ya que está llegando a límites de insostenibilidad” [2].

Continúa incrementándose la DE en Colombia 

De acuerdo con más reciente balance del Banco de la República, en junio la DE alcanzó los 187.529 millones de dólares, lo que representa el 56,1 por ciento del PIB, en solo un mes este pasivo aumentó 896 millones de dólares (1,1 por ciento del PIB) [3].

Según las más recientes cifras de cada 1.000.000 pesos que produce el país, 561.000 pesos están comprometidos con la DE, un pasivo tan oneroso asfixia el PIB y desde luego genera un déficit fiscal insostenible, mucho más si se tiene en cuenta la desaceleración económica que sufre nuestra economía; esto nos obliga a buscar alternativas fiscales que rompan la lógica antifinanciera de la DE, ya que por más que se cubra su costo solo logramos amortizar los intereses corrientes pero la deuda de capital continua intacta.

Financieramente lo más adecuado sería congelar el incremento presupuestal destinado al pago de la DE, para el 2024 se destinarán 94,5 billones de pesos que equivalen al 18,81 por ciento del Presupuesto General de la Nación (PGN).  Teniendo en cuenta la deficitaria situación del marco fiscal de mediano plazo, la destinación para el pago de la DE no debería superar el 10 por ciento del PNG, lo que permitiría dedicar más presupuesto al Gasto social.

En términos concretos, los problemas de nuestra economía no son netamente financieros ya que los ingresos percibidos cubren medianamente los egresos vitales o básicos, en realidad obedecen a las políticas económicas aplicadas durante décadas, que por un lado se dedican a gastar más de lo que se produce y cubren los déficit a través de empréstitos con los entes multilaterales; además, gran parte de lo recaudado se destina al Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de DE) que en muchas ocasiones es oneroso y muchos de sus rubros son prescindibles; en este contexto resulta inaplazable que el Gobierno decrete un periodo de austeridad estatal, donde los principales ajustes se apliquen en los gastos burocráticos estatales.

Un nuevo paradigma de la política de gasto

Necesitamos una política financiera que recorte los gastos suntuarios, el gasto burocrático y el Gasto Corriente, por otro lado, es prioritario modificar la tributación y que a los altos patrimonios y las grandes empresas se les incremente considerablemente su contribución, y que esta sea redistributiva y dedicada principalmente a la inversión y el desarrollo integral.

Cualquier política económica es inocua sino se rompe la lógica antifinanciera de reducir presupuesto a la inversión social para subsanar medianamente la DE, este pasivo debe ser congelado y renegociado con la Banca Multilateral de lo contrario asfixiará el PIB y nos obligará a enajenación de bienes; además se requiere un modelo económico que formalice el empleo, desarrolle integralmente la producción nacional y aumente el poder adquisitivo per cápita.

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[1] Un mundo endeudado. Naciones Unidas, julio de 2023.

[2] Preocupa el panorama de la deuda global. Valora Analitik, 11-09-2023

[3] Deuda externa (pública y privada) de Colombia subió en junio. Valora Analitik, 08-09-2023.

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