LA VÍA AL LLANO ES UNA TORTURA
Claudia Julieta Parra
Los cierres en la vía al llano cuestan millones y se desabastece alimentariamente la capital del país; desastre que contrasta con los altos precios de los peajes que pagan los transeúntes, ¿cómo transformar el sistema de peajes y de mantenimiento vial?
La vía al llano es una de las vías más importantes del país, ya que conecta las principales despensas agrícolas con la capital de la nación; sin embargo, la falta de mantenimiento e inexistencia de obras viales que mitiguen los impactos naturales hacen que está constantemente sea cerrada, ocasionando pérdidas millonarias y la destrucción de toneladas de alimento. Recientemente esta vía cerró nuevamente por derrumbes, días después se desplomó el puente Los Grillos, que se encuentra en una de las vías alternas que permitían la conectividad terrestre entre ambos territorios; todo indica que el colapso de este puente obedece a la falta de mantenimiento y negligencia estatal.
Este traumático corredor vial de tan solo 117 kilómetros alberga 4 peajes, es uno de los tramos viales más costosos del país, un vehículo categoría uno -automóviles sencillos- paga 70.800 pesos por trayecto y un vehículo categoría siete -transporte de carga- paga 399.000 pesos. Este dinero no ingresa al estado sino a un ente privado, ya que desde 1994 esta vía fue entregada a la Concesionaria Vial Andina (Coviandina), filial del grupo Aval y Corficolombiana, dos de los músculos financieros del banquero Luis Carlos Sarmiento Angulo.
Si bien los peajes en esta vía son caros no es la única con este alto valor, en términos generales todos los peajes del país son costosos, pero esto no compensa o no se traduce en un buen estado y mantenimiento de las vías, principalmente porque, aunque más del 70 por ciento de las vías del país están concesionadas al sector privado, es el Estado quien asume el mantenimiento de estas a pesar que solo recibe un ínfimo 10 por ciento del recaudo. ¿Negocio redondo para empresarios como Sarmiento?
La problemática de las vías y la necesidad de disminuir costos de producción e incrementar el recaudo nacional, hace inaplazable transformar el sistema de concesión vial, ya que una modificación estructural de este permitiría trasladar un alivio a la inflación y disminuir el déficit fiscal del país.