LA OTAN Y LA GUERRA GLOBAL

LA OTAN Y LA GUERRA GLOBAL

Comandante Antonio García

En el mes de julio del presente año se desarrolló la cumbre de la OTAN, un suceso clave para tomar el pulso del devenir de las tensiones, dinámicas de la guerra gestada e impulsada por los países “civilizados” defensores de los “derechos humanos” y la “democracia”.

Esta alianza global del Atlántico Norte se adapta a los retos que genera la realidad geopolítica hoy, pero su manera de hacerlo resulta nefasta, devastadora, altamente peligrosa para los países y regiones que luchan por su autonomía, justicia y equidad.

Por un lado, queda muy claro que la OTAN trabaja a toda máquina para mantener control total sobre Europa y lo ha logrado, pero el costo, las consecuencias son elevadas en términos de vidas humanas, daño ambiental y pocas garantías de una mayor inversión social para hacer frente a una cada vez más resquebrajada economía, una más profunda crisis climática, alimentaria, social, etc.

La OTAN en la cumbre de Vilna (Lituania) elevó las posibilidades de escalar las confrontaciones bélicas en el mundo con una mayor posibilidad de destrucción por el tipo de armamento y tecnología con la que hoy cuentan estos países.

En este orden, contrariando la razón y todo atisbo de humanidad, se decidió elevar el apoyo económico de los países miembros, para acelerar y profundizar la creciente confrontación militar: se pasó así, de un “máximo” de dos puntos del PIB a dos puntos como límite inferior mínimo, hoy ya se empieza a invertir un promedio de 3 puntos del PIB para la locura destructiva global.

Un asunto abiertamente irracional, altamente preocupante, a sabiendas de la profunda crisis social, económica, climática que vive el mundo y que siente de manera especial Europa.

El New York Times afirmó que EEUU utiliza el conflicto bélico en Ucrania y sus derivados para provocar una mayor demanda en la adquisición de armamento de punta, además ha impedido que Europa desarrolle su propia lógica de seguridad y ser militarmente independiente, así mismo EEUU ha logrado que la mitad del ya exacerbado aumento del gasto militar, se destine para enriquecer a grandes corporaciones estadounidenses cuyas ganancias crecen de manera exorbitante.

A la par la carrera armamentista nuclear se dispara aún por encima de acuerdos y tratados internacionales, vale decir que EEUU y Rusia poseen el 90 por ciento de las armas nucleares en el mundo, Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, La República Popular de Corea (Corea del Norte) e Israel poseen también y continúan modernizando, aumentando sus arsenales en este contexto.

Ahora la OTAN para profundizar su necesidad de contener el avance de China, torpedear sus rutas comerciales en acelerada expansión y en contra de la defensa del “libre mercado” que tanto han defendido (cuando eran los único oferentes y ganadores) han dado el paso formal para seguir avanzando en una infraestructura militar articulando militarmente a Corea del Sur, Taiwán y Australia, la alianza AUKUS, entre otras posibilita la transferencia de armamento nuclear. Así, el Pacífico es el epicentro geopolítico y económico global. En este contexto Estados Unidos ha elevado su presencia militar en el entorno de China. En este contexto China expresa su preocupación y se prepara para el peor escenario, así lo ha expresado Xi Jinpig presidente de la República Popular China.

Tratados internacionales, el mismo DIH, los marcos de respeto por la autonomía de los países, los derechos de los pueblos, derechos ambientales, los derechos humanos quedan en suspenso en estas dinámicas militares.

La CELAC en América Latina ha retomado su mandato y principio de la construcción de trabajar por la Paz Regional, alejarse de todo intento de ser instrumento para potenciar guerras ajenas.

Colombia, no puede bajo su mandato constitucional cuyo principio central es la Paz hacer parte de estos bloques que expanden la destrucción por el mundo, el abuso, la destrucción y menos ser parte en el nivel que sea, de una Alianza que no respeta los pueblos, su autodeterminación.

El acuerdo de intercambio de información y tecnología con este organismo formalizado en la Ley 1734 es a todas luces inconstitucional y lesiona de manera profunda la soberanía nacional. Los intereses de la OTAN son oscuros, su política está hecha para el despojo, la guerra global y la inestabilidad internacional, los acuerdos que mantiene con el Estado colombiano interrogan la política internacional de Colombia, así como también la política de paz que se intenta para el país, al ser un aliado de un organismo que escala la guerra global hacia una destrucción total.

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