QUÉ HACER CON EL PRECIO DEL DIÉSEL
Chavela Villamil
El desmonte de los subsidios a los combustibles ha suscitado un elevado y constante aumento del precio de la gasolina, lo que ha golpeado duramente el Costo de Vida de los colombianos, en especial de las capas sociales de medianos y bajos ingresos.
Colombia es un reconocido productor de petróleo pero a su vez es un gran importador de gasolina y el diésel lo adquiere a precios internacionales que están muy por encima del valor promedio al que se vende a nivel interno. Para nivelar este desface en 1998 se creó el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC), encargado de aplicar subsidios a la gasolina y el diésel y así proteger la economía de los usuarios.
El Gobierno actual recibió de su antecesor un déficit en el FEPC de alrededor de 36 billones de pesos, para subsanar este pasivo el Gobierno de Petro optó por desmontar gradual y progresivamente dichos subsidios; durante los últimos 11 meses el diésel no ha presentado incrementos, en cambio la gasolina ha subido 4.410 pesos lo que representa un incremento del 48,04 por ciento y una media incremental de 400,91 pesos; y desde luego conlleva una repercusión directa en la economía de millones de hogares, siendo las capas sociales medias y bajas las de mayor afección.
Subir el precio de la gasolina no resuelve los problemas
En Colombia la mayor parte del transporte de carga y mercancía se hace por vía vehicular lo cual lo torna bastante costoso; aproximadamente 30 por ciento del total del parque automotor de transporte terrestre de carga usa gasolina, por ende, el combustible representa más del 40 por ciento del costo de los insumos de transporte [1]; lo que infiere que cualquier incremento al costo de los combustibles aumenta el valor de los productos y los servicios, y los sobrecostos son cargados al comprador final.
Recientemente el Presidente Petro justificó el alza de la gasolina diciendo que, “la señora campesina que siembra papa o incluso el desempleado están subsidiando al señor que tiene la Toyota. Cuando uno va y mira quiénes son los que usan la gasolina en Colombia, es el 15 por ciento de la población” [2]. Este tipo de expresiones son inexactas y relativizan la realidad económica del país, el combustible no está asociado exclusivamente a los propietarios de vehículos, por el contrario es transversal e incide en más del 90 por ciento de las actividades económicas.
Los combustibles representan el 8,9 por ciento de los gastos en la canasta familiar de los colombianos, el 80 por ciento de los vehículos (carros y motos) a gasolina se encuentran en los estratos 1,2,3, donde sus ingresos oscilan entre 0,5 y 3 salarios mínimos; además la crisis económica y la falta de empleo llevó a que se incremente el empleo informal (58,5 por ciento), de los cuales más del 60 por ciento están asociados al mototaxismo o al servicio domiciliarlo, por ende, un incremento en el combustible exacerba el déficit de poder adquisitivo de las capas sociales medias y bajas.
Aunque la inflación completa una desaceleración de 4 meses consecutivos continúa siendo demasiado alta (11,78 por ciento), el transporte contribuye al 28,3 por ciento de su incremento y los alimentos equivalen al 19,73 por ciento de la inflación; desde luego ambos indicadores están inferidos por el Efecto Rebote del incremento de la gasolina; por consiguiente el aumento sostenido de la gasolina incrementa la inflación y desacelera la economía debido a que contribuye a la exacerbación de la actual caída abrupta de la demanda.
El 75 por ciento de los subsidios son aplicados al diésel, según el Director Técnico del Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF), asegura que, “a cifras de hoy los subsidios al diésel están generando al FEPC un déficit diario de 60.000 millones de pesos” [3], un déficit anual de 21,6 billones, cifra superior a la que recaudó la más reciente Reforma Tributaria; por lo tanto, cualquier intento de mitigar el déficit del FEPC que no contemple incrementar el precio del diésel es inocuo y en el mediano plazo generaría graves problemas a la economía del país.
Voluntad para realizar cambios estructurales
Tomar medidas que realmente mitiguen el déficit del FEPC, implica incrementar el precio del diésel en proporciones iguales o superiores a los implementados en la gasolina, desde luego esto tendría impactos negativos en el costo del transporte de carga, los cuales se podrían aliviar con una disminución general de los peajes y además una tarifa diferencial que beneficie los pequeños y medianos transportadores; desde luego esto implica un pulso con los grandes gremios y emporios como el del banquero Luis Carlos Sarmiento Angulo, lo que me suscita una pregunta, ¿está el Gobierno dispuesto a iniciar transformaciones estructurales al modelo económico y productivo del país?
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[1] Caracterización de los medios de transporte. Ministerio de Transporte, abril de 2023.
[2] ¿Alzas de gasolina no golpean a pobres, como dice Petro? La gente responde. El País, 24-06-2023. [3] No subir los precios del ACPM amplía el déficit del FEPC en 60.000 millones de Pesos por día. Valora Analitik, 27-07-2023.