EL ESTADO DE INSEGURIDAD ALIMENTARIA

EL ESTADO DE INSEGURIDAD ALIMENTARIA

Claudia Julieta Parra

La crisis económica diezma el poder adquisitivo per cápita, en especial el de los empobrecidos y excluidos; lo que produce una caída brutal de la demanda, que afecta el mercado y disminuye el acceso a alimentos básicos de gran parte de la sociedad.

De acuerdo al más reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), 15,5 millones (31 por ciento) de colombianos padecen inseguridad alimentaria; en términos absolutos esta afecta a un mayor número de personas en las zonas urbanas. La Guajira es el departamento donde hay mayor prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o severa con un 59,7 por ciento, seguido por Sucre con 47,9 por ciento, Atlántico 46,1 por ciento, Magdalena 45,3 por ciento, Chocó 43,2 por ciento y Cesar 41,1 por ciento. A nivel de grandes ciudades las más afectadas son Bogotá (1,5 millones), Medellín (642.000), Cali (491.000), Cartagena (420.000), Barranquilla (328.000), entre otras.

Según un Informe del estado de inseguridad alimentaria en Colombia, presentado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) y la FAO, en 2022 el 28,1 por ciento de los hogares tuvieron prevalencia de esta condición, es decir, por cada 100 hogares, 28 experimentaron restricciones severas en el acceso a alimentos, por lo que sus integrantes pasaron el día entero sin comer o solo pudieron comer una vez.

No se puede negar que la inflación, el desempleo y el empleo informal tienen incidencia directa en la falta de alimentos que sufre un tercio de los hogares colombianos; sin embargo, estos fenómenos macroeconómicos no son la causa sino la consecuencia de un modelo económico, que concentra la riqueza en una élite privilegiada; además los Tratados de Libre Comercio (TLC) impuestos por la apertura económica de la década de los 90 del siglo pasado, destrozaron la producción agrícola e industrial nacional y nos hicieron dependientes del mercado externo.

Acabar la inseguridad alimentaria implica cambios trascendentales en el modelo económico y productivo del país, que deben empezar por renegociar los TLC e invertir de manera integral en la producción nacional, para poder solventar el consumo interno y disminuir el déficit de la balanza comercial; además se requiere de la formalización del empleo y crear nuevas plazas laborales, que permitan incrementar el poder adquisitivo per cápita.

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