EL GASTO CORRIENTE NO DEBE SEGUIR AUMENTANDO

EL GASTO CORRIENTE NO DEBE SEGUIR AUMENTANDO

Chavela Villamil

El sistema administrativo y financiero establecido constantemente incrementa el Gasto Social, pero esto no es correspondiente al incremento de ingresos, lo que se convierte en una variable deficitaria del Gasto Fiscal con repercusión directa en la pobreza monetaria y multidimensional.

Los fenómenos macroeconómicos que han venido desarrollándose durante los últimos años, han generado una desaceleración global de la economía y suscitado un incremento desaforado de la inflación, que impacta con mayor fuerza las economías dependientes como la nuestra; desde luego esto genera una caída abrupta de la demanda que desacelera el mercado y nos arroja a una Recesión Técnica, dejándonos a las puertas de un periodo de estanflación.

La política monetaria instaurada históricamente por sucesivos Gobiernos, se ha convertido en un factor deficitario del erario, ya que constantemente incrementa el Gasto Corriente lo que se traduce en aumento del déficit fiscal, poniendo en vilo las vigencias futuras generando una situación fiscal insostenible, que podría llevar al Estado a la insolvencia financiera o al sobreendeudamiento de la cuenta corriente.

La adición presupuestal incrementa el Gasto Corriente

Recientemente el Congreso de la República aprobó la adición al Presupuesto General por un monto de 16,9 billones de Pesos, de los cuales 7,3 billones son destinados a funcionamiento estatal y 0,8 billones al servicio de la Deuda Externa (DE) [1], es decir, el por 48 ciento de la adición presupuestal es transferida al Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de intereses de Deuda Externa-DE).

Uno de los principales problemas financieros del país radica en su política económica que está regida por tres lineamientos nefastos: 1) gastamos más de lo que producimos, 2) el déficit de la Balanza Comercial que durante el 2022 fue alrededor de 12.481 millones de Dólares y 3) el recaudo y la tributación se destina mayoritariamente al Gasto Corriente, con especial énfasis en el déficit de cuenta corriente y su amortización.   

La inflación y el desempleo han elevado considerablemente el Costo de Vida y han desmejorado ostensiblemente la calidad de vida de los colombianos, esto ha sumido al país en una crisis socioeconómica que no puede ser atendida exclusivamente desde el asistencialismo.

El Plan Nacional de Desarrollo, al igual que el Presupuesto General y sus adiciones presupuestales, requieren herramientas que desarrollen una política financiera que recorte el Gasto Corriente y que modifique la tributación en aras de que esta sea redistributiva, es decir, que las empresas y las personas naturales con grandes capitales aporten acorde a sus utilidades netas, de igual forma, estos recursos se deben destinar a incrementar el Gasto Social para apoyar de manera integral la población excluida y empobrecida.

Unos de los principales problemas de nuestra economía es sostener el pago continuado de la DE que además de ser onerosa es constantemente sobregirada, convirtiéndola en un pasivo incremental que a corte de marzo de este año alcanzó los 187.371 millones de Dólares, lo que representa el 58,3 del Producto Interno Bruto (PIB), lo que representa un incremento de 0,8 por ciento respecto al mes anterior [2]; en términos pragmáticos el esquema actual de pago de la DE es un círculo vicioso que asfixia el PIB e imposibilita subsanar el déficit de Gasto Social.

Es urgente cambiar la distribución financiera y fiscal 

La desaceleración económica, la Recesión Técnica declarada por el Banco de la República, la inflación, el incremento constante de la DE, entre otros; prácticamente obliga al Gobierno a decretar un periodo de austeridad estatal que suprima gastos onerosos y disminuya el Gasto Corriente; además es inaplazable romper la lógica deficitaria de priorizar y aumentar anualmente el pago de una DE, a la que solo se logra amortizar los intereses pero no se cubre la deuda de capital.

Es inaplazable un cambio de fondo en el modelo económico, que disminuya los pasivos estatales, fortalezca y desarrolle integralmente la producción nacional y equilibre la balanza comercial, disminuyendo la importación de materias primas y productos con valor agregado; además, solo es posible salir de la crisis económica y financiera a través de una política de formalización del empleo y el incremento de las plazas laborales, permitiendo que se mejore el poder adquisitivo per cápita, lo cual incrementaría el flujo de capital circulante generando un superávit por demanda.

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[1] Adición presupuestal en Colombia: así quedó el presupuesto aprobado por el Congreso. Valora Analitik, 23-06-2023.

[2] Deuda externa de Colombia siguió aumentando en marzo y se acerca de nuevo a máximos del 2020. Valora Analitik, 20-06-2023.

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