LA NEGACIÓN DE DERECHOS
Antonio García, Primer Comandante del ELN
Las desigualdades persisten en su constante ascenso ¿cuál es su límite? Cada informe, año tras año nos trae cifras más preocupantes.
La exclusión, criminalización y persecución se acentúan y aún más si es contra población migrante que busca «esperanzas» en el norte.
Igual ocurre con las personas defensoras de los derechos de los pueblos y la naturaleza ante las constantes amenazas de corporaciones transnacionales extractivas que llegan a los territorios. La maldición de estos pueblos pareciera que fuese porque sus territorios cuentan con una importante carga de recursos naturales estratégicos.
En estos países aumentan el trabajo infantil, el trabajo esclavo, el auge de estrategias de control paramilitar y el acelerado deterioro de la naturaleza, contaminación, captura de fuentes de agua hasta agotarlas, contaminación de ríos, mares y acuíferos.
El sistema internacional de protección de Derechos Humanos (DDHH) parece no tener ya las mínimas herramientas para operar y hacer valer la razón sobre todos estos fenómenos que crecen ante su mirada absorta, quedando sus decisiones en manos de los Estados más influyentes y poderosos de occidente.
No se cumplirán las metas de los Objetivos de Desarrollo Sustentable
Ya lo ha reiterado el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, que no se cumplirán las metas de los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) en especial la erradicación del Hambre, la superación de la pobreza y la pobreza extrema.
El Banco Mundial lo reafirma al manifestar que la pobreza extrema no se podrá eliminar en el 2030, fecha fijada por la ONU para cumplir con este objetivo.
El Secretario Ejecutivo de la Comisión Económica para para América Latina y el Caribe (CEPAL) alertó en abril de este año (2023), que “el 75 por ciento de las metas de la agenda 2030 están en riesgo de incumplimiento si no se toman medidas decididas para recuperar la senda correcta”.
Esto ocurre mientras el mundo aumenta la inversión en la maquinaria de guerra global, acelerando los escenarios de destrucción a gran escala.
Aumentan los riesgos
La actual situación de los DDHH es motivo de alta preocupación, los riesgos políticos y los niveles de inestabilidad aumentan, crecen disturbios, movilizaciones, protestas sostenidas, etc.; todo, como reacciones en cadena a las tensiones exacerbadas por las crecientes presiones económicas, la exclusión, la falta de oportunidades, el racismo, la migración, los constantes atentados contra los ecosistemas y la expansión acelerada de un extractivismo sin control efectivo.
Se suma a este panorama el acelerado Cambio Climático y la lentitud de decisiones políticas para hacerle frente de manera real.
Ahora bien, los Estados transitan hacia formas cercanas a regímenes autoritarios, imponiendo cambios constitucionales y normativos que limitan derechos, cierran espacio de participación y limitan el accionar de la oposición con ideas sociales y de derechos.
El modelo económico extractivista se acelera y va imponiendo condiciones a los Gobiernos del sur y no importa sin son de corte progresista. Generan así, graves afectaciones a la naturaleza, a las comunidades y las personas que ejercen liderazgo en defensa de sus derechos y los derechos de la naturaleza.
Front Line Defenders en su informe sobre DDHH (2023) pone sobre la mesa las responsabilidad de los Estados en defender y desarrollar mecanismos de protección y de participación efectiva, pero, agrega que por el contrario evidencian que al parecer los Estados hoy, giran hacia otro lado e interés, buscando favorecer el accionar de las empresas, flexibilizando sus trámites y controles, por otra parte, generan marcos normativos que limitan la protesta y le quita músculo a los espacios de participación efectiva de los pueblos y comunidades.
Evidencian la existencia de un cúmulo de normas que se construyen, tramitan y aprueban en los Estados buscando limitar, disminuir o eliminar derechos, a la par que se criminaliza la lucha de las personas, colectivos y comunidades defensoras de los Derechos Humanos y de los Pueblos.
Los Estados terminan favoreciendo aún más, el accionar de las Corporaciones Transnacionales, potenciando a cualquier costo la Inversión Económica Extranjera. Esto sucede aún en detrimento y comisión consciente de graves violaciones a los DDHH, acciones que van acompañadas de una mayor presencia militar y paramilitar en territorios estratégicos.
En este panorama de crisis global de los DDHH, recientes elecciones a cargos de poder público en el mundo dejan preocupantes resultados en tanto son elegidos líderes y partidos de abierta tendencia de derecha y extrema derecha, su discurso autoritario y excluyente lo evidencian. De manera desparpajada manifiestan la necesidad de limitar derechos a migrantes y personas empobrecidas. Una lógica abiertamente autoritaria, proclive al Neofascismo, es tendencia cada vez más fuerte en el mundo.
De manera reciente en el Estado de la Florida, en Estados Unidos, se promulgó una norma que excluye a personas migrantes, sucede lo mismo en Europa frente a los migrantes africanos, todo esto nos permite pensar en una crisis profunda de los DDHH, dándole paso abiertamente al Derecho Corporativo.
A este panorama se suma una cultura de la desinformación, de la mentira y la movilización de emociones para el control de masas a favor de los intereses de grupos de poder interesados en mantener la iniquidad, la exclusión, para garantizar el avance de mezquinos intereses.
Los Derechos de y desde los pueblos cobran un especial valor en estos contextos en el que la lógica autoritaria y Neofascista se acentúan.
Urge potenciar esa capacidad de exigir, abrir espacios, impedir la entrada de transnacionales o intereses foráneos mezquinos, cobra valor la soberanía, la autonomía, la dignidad de los pueblos, defender el agua, la naturaleza, garantizar el presente y el futuro de las actuales generaciones y las que están por venir, la garantía del respeto por la diferencia, la diversidad de los pueblos, sus usos y costumbres, sus saberes, cosmovisiones, es un asunto que exige fortalecer la dimensión comunitaria, la conciencia territorial.
Vale recordar que en cada pueblo y territorio se lucha el futuro de la vida, la existencia, el sentido del nosotros. En este complejo contexto mundial, el ELN intenta construir la paz de Colombia, sólo posible con la Participación de la Sociedad, para unirse a esta lucha global.