BAJO ATAQUE
Damaris Izaguirre
Sería un error pensar que las políticas de Petro van a permitir cambios estructurales fundados en justicia social con equidad absoluta; sus políticas son liberalismo con ‘sabor a fresa’, pero aún así si se concretaran darían un leve respiro a la gran mayoría.
La llegada de Petro al Gobierno con la imagen de ser un proyecto político de izquierda, desde sus inicios han suscitado el rechazo de la élite gobernante que se niega a ceder un ápice de sus privilegios, quien es consciente de que Petro no busca la instauración del modelo socialista o la deposición del modelo neoliberal, simplemente busca desarrollar cambios urgentes que se basan en medidas asistencialistas, sin llevar a cabo transformaciones estructurales que mitiguen la desigualdad y la pobreza.
Petro durante su mandato en varias ocasiones ha dado pie para que la misma gente que votó por él o que lo percibe como una opción de cambio, lo ataque con toda dureza al ver que sus promesas de campaña se disipan como humo. Diversos hechos de clientelismo, nepotismo y deterioro de los recursos públicos, hacen ver que para este Gobierno el cambio y la deposición de las nefastas acciones de la vieja política no es más que retorica.
Desde sus inicios, el actual Gobierno se dedicó a rodearse del rancio estamento político, atraídos por la repartición burocrática tradicional para lograr la llamada gobernabilidad. Resulta estraño y quizás cínico, que para neutralizar los ataques de Armando Benedetti, desde diferentes sectores del Gobierno se le descalifique, ¿si era tan malo por qué lo vincularon al Gobierno? Los principales contradictores del Gobierno no están en la extrema derecha ni en la derecha, está en el mismo Gobierno, cuando con sus actos coloca en entredicho sus promesas de campaña y su compromiso con el cambio y Los Nadie.
De nada sirve hablar de cambio si este es eminentemente retórico, qué sentido tiene hablar de acabar con el modelo politiquero tradicional, si a favor del cambio recurren a prácticas espurias, ¿es posible construir el cambio actuando con los métodos antiéticos y corruptos de los rancios políticos?, el cambio se construye con honradez y enseñando con el ejemplo. Señor presidente, no basta con recurrir al populismo y sacar miles de colombianos a las calles, lo que necesitamos es una política de Estado que traiga paz con justicia social, que busque el beneficio de todos los colombianos.