MODELO PENITENCIARIO INFRAHUMANO

MODELO PENITENCIARIO INFRAHUMANO

Violeta Arango

El modelo penitenciario genera condiciones infrahumanas para quienes habitan las cárceles, son condiciones extremas, como el hacinamiento que supera en algunos casos el 500 por ciento, las denuncias por la mala alimentación, la ausencia de agua y la falta de acceso a la salud.

El Estado no tiene como garantizar la vida digna de la población reclusa, pero tampoco genera escenarios para descongestionar las prisiones con medidas que superen la injusticia imperante, por las raíces que tiene el sistema de perseguir, criminalizar y encarcelar, que hacen que cualquier Gobierno enfrente ataduras para actuar y transformar el sistema penitenciario.

El sistema penitenciario y de justicia es un aparato represor del Estado colombiano, un sistema inhumano que intenta reducir nuestras voces y que busca que lo poco que se pueda pelear al interior de las cárceles no tenga un carácter político. De lo que se puede hablar es sobre las condiciones de reclusión: no hay comida, no hay agua, la electricidad es limitada, entre otras cosas, sin que se mencione que no hay espacios políticos de reunión y construcción colectiva.

Hasta las luchas por los derechos más básicos como la comida, son estigmatizadas por los cuerpos de custodia, para generar rechazo hacia las personas prisioneras que plantean las discusiones con parte de la mayoría de la población reclusa, generando condiciones muy difíciles para abrir espacios políticos más amplios.

En estas condiciones, el Estado sigue y continúa encarcelando masivamente basado en la doctrina contrainsurgente, donde se le apuesta al populismo punitivo, que muestra la cárcel como única forma de solución de los diferentes conflictos que vive la sociedad, aun cuando no haya una sola estadística que muestre que bajan los índices de “criminalidad”; además ese populismo punitivo enraíza la represión, exclusión y marginalidad.

Un caso donde se evidencian esas raíces del sistema de justicia y penitenciario colombiano, es la persecución y judicialización masiva de las personas que se levantaron en el Estallido Social del 2021, para quienes no hay muchas opciones en los estrados judiciales.

Además, durante el Estallido murieron cientos de jóvenes en las calles víctimas de la acción policiva y luego se produjeron encarcelamientos masivos, cabe preguntarse, ¿quién se atreve a alzar la voz ante una respuesta tan desproporcionada del Estado? La liberación de las y los presos políticos es muestra de una verdadera voluntad de paz.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *