UN CUENTO: LA INFLACIÓN ENCONTRÓ TECHO

UN CUENTO: LA INFLACIÓN ENCONTRÓ TECHO

Chavela Villamil

Durante el último año la inflación ha estado desbordada y ha atacado con fuerza la economía de los hogares, y con mayor dureza en las capas más bajas; sin embargo, los últimos dos meses fenómenos macroeconómicos han hecho que decrezca, ¿se está estabilizando la inflación?

Los indicadores del Banco Mundial (BM) muestran un decrecimiento de la inversión y de la fuerza laboral a nivel global, que registran los niveles más bajos de las últimas décadas. El Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó la proyección de crecimiento del Producto Interno (PIB) para Latinoamérica y el Caribe a 1,2 por ciento para este año y para Colombia la proyección será de 1,0 por ciento; proyección que coincide con el más reciente informe del Banco de la República, que estima este indicador en 0,64 por ciento [1].

¿Decrecen los precios al consumidor?

La caída abrupta de la oferta que originó la pandemia del Covid-19 exacerbó la desaceleración económica que se venía gestando durante décadas, conllevó a que desde mediados del año anterior la inflación oscile por encima de los dígitos, lo cual incrementó ostensiblemente los fletes y los hidrocarburos, entre otros; lo que conllevó la depreciación del Peso y el incremento considerable del costo de vida, generando una inflación sin precedentes.

Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) la inflación durante los últimos dos meses ha decrecido 0,98 por ciento, disminuyendo la inflación del mes de mayo a 12,36 por ciento; aunque la cifra no es despreciable sigue siendo aún muy baja, más si se tiene en cuenta que durante el año anterior el incremento de este indicador fue de 6,18 por ciento; por ende es muy apresurado para aseverar que la inflación ya encontró techo y su curva empezó a decaer.

Una variable que sin duda ha determinado la reducción de la inflación ha sido la disminución del valor del dólar de los últimos meses; en enero la Tasa Representativa del Mercado (TRM) para el Dólar era de 4.631 Pesos y la segunda semana de junio ha decrecido a 4.179 pesos; desde luego esto impacta positivamente factores macroeconómicos como los intereses de la Deuda Externa (DE), la balanza comercial, entre otros, pero no es suficiente para decrecer velozmente la curva inflacionaria.

Pese al decremento del valor del Dólar y del Índice de Preciso al Consumidor (IPC), la fluctuación del valor de los alimentos, los arriendos y los servicios públicos, que son determinantes en la inflación y el costo de vida, es mínima o casi nula. Cabe agregar que según la teoría de mercado, el valor de los productos esta determinado por la oferta y la demanda y no por la inflación, por ende la disminución en este indicador, genera que bajen los costos de producción, pero no implica un decremento automático del valor de los bienes y servicios.

Es preciso aclarar que la disminución proyectada del PIB y la recesión económica decretada hace unos meses por el Banco Central, ligado al alto índice de desempleo y de empleo informal, la existencia de una inflación que conserva valores altos (12,36 por ciento), un costo de vida que supera el 25 por ciento, entre otros, generan una serie de reacciones en cadena que pueden llevar al colapso de la economía y un posterior periodo de estanflación.

Necesitamos una economía solida

Todo impacto macroeconómico afecta las economías nacionales, sin embargo, estos impactos se minimizan cuando se ha fortalecido la industria local y la producción nacional es sólida; si queremos alcanzar una economía sólida necesitamos políticas económicas que disminuyan la dependencia de economías extranjeras, tanto en capital líquido e infraestructural como en importación de productos y materias primas, además debemos suplir las necesidades básicas mayoritariamente con producción nacional.

La dinamización de la economía requiere un modelo económico que tenga como base el aumento del poder adquisitivo per cápita, el desarrollo integral y el fortalecimiento del sistema productivo nacional, además es necesario romper la lógica antifinanciera de una DE onerosa e impagable que asfixia el PIB, acompañado de la redistribución del gasto y la tributación, y la disminución del Gasto Corriente (burocracia, Guerra, pago de intereses de DE).

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[1] ¿Vamos hacia una década perdida en economía? Bloomberg, 27-03-2023.

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