ACEPTAR CARGOS BAJO AMENAZA
Violeta Arango
La justicia del Estado y la cárcel en Colombia se fundamentan en la venganza y el castigo, para los prisioneros y prisioneras políticas implica tener encima el peso de un Estado que criminaliza a quien se opone.
El sistema penitenciario, la política criminal y de justicia en Colombia están estructuradas para perseguir y eliminar al Enemigo Interno, por lo que tiene enraizado un modelo represivo que deja pocas brechas para que los opositores al Estado puedan defenderse desde los estrados judiciales.
La idea con la que fue concebida la cárcel es la de concentrar a las personas excluidas, marginadas, que “le hacen daño a la sociedad”, para que sufran desde una nueva marginalidad. En el caso de las personas que luchamos y resistimos, el propósito del régimen penitenciario es reducirnos hasta borrar los motivos de la rebeldía, quitarnos y vaciarnos los argumentos de nuestro ser político.
En Colombia no existe en la ley la cadena perpétua, pero en la práctica se aplica porque el sistema de justicia condena a 60 años de cárcel varias veces a una sola persona. Asimismo, hay personas condenadas por delitos no cometidos asociados a la insurgencia, todo por la necesidad de mostrar un resultado contrainsurgente, que son una cifra abultada de personas prisioneras que purgan largas condenas.
Ejemplos hay cientos, hoy día hay hombres y mujeres, campesinas o de las ciudades, habitando cárceles condenadas por delitos en los que no tienen responsabilidad, cientos de estudiantes, profesores y líderes sociales que siguen peleando por salir absueltos en juicios interminables.
Se ha negado la existencia de la guerra y se habla de un país con “conflictos armados marginales”, pero la manera como están redactadas las leyes colombianas evidencia que vivimos en un estado de guerra. Las personas que caemos a las cárceles judicializadas con cargos de pertenencia al ELN, por ejemplo, somos condenadas de facto porque la Fiscalía puede tomarse hasta 4 años para iniciar un juicio, 4 largos años en los que las personas tenemos que estar en prisión, sin que podamos avanzar en un proceso judicial.
Esta es una razón para que muchas personas decidan aceptar cargos, condenándose sin ser culpables, para tener beneficios penitenciarios prontamente. Situaciones como estas le han asegurado a la Fiscalía ganar cientos de casos sin una sola prueba, esta entidad no argumenta sus casos en la investigación de pruebas sino en la amenaza permanente, lo que lleva a que las personas sindicadas acepten sus delitos bajo las figuras de Preacuerdos o Principios de Oportunidad.