CHOQUE DE PODERES

CHOQUE DE PODERES

Damaris Izaguirre

Aunque exista la separación de poderes las tres ramas del poder (ejecutivo, legislativo y judicial) deben trabajar mancomunadamente en pro del bienestar de los colombianos. Cosa contraria se ve hoy en día, donde estamos ante una disputa de poderes y una recomposición del régimen.

Desde el inicio del Gobierno de Petro ha sido evidente la contradicción entre este y el Fiscal General Francisco Barbosa, que más allá de una disputa de egos u orillas políticas distintas, es una reyerta entre dos fracciones del poder, donde el viejo régimen personificado en la Fiscalía y otros entes estatales a toda costa trata de reacomodarse, para evitar perder privilegios de clase y que el statu quo no tambalee ni un tantito.

No se puede negar que durante el Gobierno de Petro muchos de sus funcionarios y hasta la Primera Dama han incurrido en tráfico de influencias, nepotismo y otras conductas contrarias a la política de un gobierno de cambios dispuesto a romper con la vieja politiquería; pero eso no puede dar lugar a que estamentos completamente controlados por el viejo régimen como la Fiscalía, aprovechen casos fortuitos para hacer provocaciones directas, como lo fue allanar el Palacio Presidencial, esto no ocurrió tan siquiera en los mega escándalos del Proceso 8.000 y la Ñeñe política, este último ocurrido  mientras Barbosa ejercía como Fiscal General, quien se encargó de encubrir a Duque, su amiguete.

La Fiscalía es el ente encargado de investigar y acusar a las personas y empresas que trasgredan la ley, y esta actuación debe hacerse sin distinción o discriminación alguna, sin embargo, cada día se hace más evidente que solo defiende a la élite que encabeza el viejo régimen, muestra de ello es que desde el inicio del proceso que cursa en contra del Expresidente Uribe por compra de testigos, ha actuado como abogado defensor y no como ente acusador, su desfachatez a llegado a niveles insostenibles, como es impugnar la decisión de la juez que dejó en firme la investigación contra Uribe.

El cambio no puede ser retórico, ni mucho menos un giro de 360 grados, realmente se necesitan transformaciones sociales y políticas de fondo, una de ellas es que los entes de control dejen de estar politizados y empiecen a ejercer en derecho y en favor de toda la sociedad. Desde luego este cambio no va llegar por arte de magia, exige la presión social de todos  y todas.

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