LA TOTALIDAD DE LA PACIFICACIÓN
Damaris Izaguirre
La Paz Total puede reducirse a una totalidad de pacificación, para silenciar unos fusiles y hacer limpieza de Carteles mafiosos como el Clan del Golfo; política en que la improvisación e incoherencia la ha convertido en un lastre para el Gobierno.
La resolución de los problemas y conflictos requiere un diagnóstico acertado, para ver los fenómenos desde un punto de vista multifactorial, de lo contrario se cae en el error de generar soluciones, que son fácilmente rebasadas por el contexto; esta es quizá la esencia de los problemas que enfrenta la política de Paz Total y sus acciones y dinámicas derivadas, como ocurrió con el improvisado Decreto de Cese el Fuego Multilateral del 31 de diciembre pasado, que ha recrudecido la crisis en los territorios y ha hecho fehaciente la inoperancia del Estado para desarrollar vías de solución política del conflicto, porque se quedan en la inmediatez belicista, dejando de lado el contexto social adverso, que es el que nutre el conflicto.
Pretender desarrollar medidas propias de la solución política con grupos delincuenciales que carecen de ideología e intencionalidad política, como es el caso de los grupos narcotraficantes y paramilitares, es como “pedirle a un gato que ladre”. Este análisis simplista me hace preguntar, ¿por qué el Gobierno insiste en tratar a los narcotraficantes como si fueran grupos armados de carácter político?, ¿es la estratagema para cumplir el Pacto de la Picota?, ¿una estrategia para conformar las Convivir 2.0?
Un verdadero Proceso de Paz debe tener inmerso la solución política como único camino para la resolución del Conflicto Armado, en otras palabras, debe ver el conflicto armado como una consecuencia de contexto social desigual, que enfrenta a la clase dominante renuente a ceder privilegios con una clase popular que exige cambios con justicia y equidad social; por ende, la paz real y duradera se alcanza realizando cambios y transformaciones sociales de fondo y no simplemente silenciando los fusiles.
Alcanzar la paz implica cambiar la Doctrina de Seguridad y deslindar por completo con la Guerra perpetua que nos impuso el imperio norteamericano, bajo el sofisma de la desvirtuada lucha antidrogas, que ataca al campesino productor y protege al narcotraficante que negocia sus ganancias con la DEA. Además, implica instaurar un modelo de Solución Política que tenga como pilar subsanar las causas socioeconómicas, que dieron origen al Conflicto Social Armado.