ADMINISTRACIÓN MUTANTE
Damaris Izaguirre
Los aparentes y constantes cambios de tono o discurso del Presidente podrían dar a pensar que sufre de inestabilidad y por eso sus cambios repentinos, pero en realidad estamos ante una personalidad que se adapta a múltiples situaciones, lo que caracteriza su gobierno.
Petro y sus seguidores siempre utilizaron como arma de ataque contra sus contendientes políticos el acusarlos de tibios, al ex candidato Fajardo siempre lo catalogaron de blando, por no tomar posturas radicales, pero como dicen por ahí, se ve ‘la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio’, ¿Petro se volvió un tibio o es un mutante que se acomoda a cada situación?
Petro construyó su propuesta política sobre la base de un falaz radicalismo de izquierda con el que capitalizó las esperanzas de cambio expresadas durante el Estallido Social, sin embargo, todo ello se ha ido disipando, para quedar convertido en vociferaciones de twitter, que no van más allá de cambios cosméticos, que no dan solución a los verdaderos problemas del país.
Las mayores contradicciones de Petro están en su propuesta de Paz de Total que según lo dicho por el y por sus seguidores, trata de cesar los fusiles de todos los participantes del conflicto, pero no existe una verdadera política social, económica y de seguridad, que traiga las transformaciones sociales de fondo que el país reclama, además de no demostrar la intención de cambiar la Doctrina de Seguridad Nacional, que tipifica a quien le contradice y a los líderes sociales como un Enemigo Interno, lo que continua cobrando la vida de cientos de líderes, entonces, ¿dónde queda la propuesta de Colombia potencia de la vida? Los hechos hablan por sí solos, y parece que sus promesas no fueron más que humo que se disipa, ninguna de sus propuestas de reformas transforma el modelo económico o desmantela el statu quo, y su propuesta de paz hasta lo que se aprecia es el mismo de DDR que desarma guerrillas pero acentúa el conflicto. La ambivalencia que exhibe el gobierno ya esta rebosando la paciencia, señor presidente, si sus intensiones por Gobernar son legitimas y la espada de Bolívar como símbolo no es demagogia rancia, es hora de empezar a construir el cambio, pero no con palabras sino con acciones concretas, puede empezar por algo simple: combatir la corrupción e instaurar una verdadera política de austeridad estatal.