CÁRCELES Y CAMPOS DE CONCENTRACIÓN NAZI

Redacción desde las cárceles

Mucho se ha dicho sobre la humanización de las cárceles, pero en contraste, la población privada de la libertad vive una réplica de los campos de concentración nazi; comparable con las torturas que sufren los prisioneros en los campos de Abugraib y en la Base de Guantánamo.

En las prisiones colombianas los privados de libertad estamos condenados a la muerte, así no esté contemplado en la Constitución o en ninguno de los Códigos penales de Colombia; cada uno sentimos inexorablemente el peso de la muerte de manera irremediable, por las dietas de hambre a las que estamos sometidos, la degradación de nuestra calidad de vida debida a las hambrunas obligatorias, envilece nuestra condición de salud y el deplorable estado de nuestra sobrevivencia en las prisiones.

Secuestrados sin derechos

Para colmo de males estas pésimas condiciones aumentan las enfermedades en el cuerpo de los secuestrados, porque somos secuestrados del Estado colombiano. No hay servicio de atención médica y si lo hubiese de nada sirve porque no hay medicamentos. Situación que es peor para los pacientes que necesitan atención médica hospitalaria especializada, quienes están condenados a morir, al no llevarlos a los controles médicos y si los llevan no les suministran medicamentos, ni le dan continuidad a los procedimientos ordenados por los médicos especialistas.

De esta forma nos están matando lenta y permanentemente, como sucedió con el caso del prisionero Jorge Rangel en La Picota, por mencionar solo este ejemplo que se repite a diario en todas las cárceles de Colombia.

Por si fuera poco, los que nos encontramos secuestrados por el Estado en las prisiones, sufrimos una permanente persecución por parte de los carceleros encargados de garantizar que permanezcamos enclaustrados. A los privados de libertad no se nos respeta tan siquiera el derecho de exigir que se nos garanticen los derechos a la salud, a la alimentación, a una vida digna; porque si lo solicitamos por los procedimientos legales establecidos, sencillamente somos ignorados y se nos desconocen los derechos de peticiones, las tutelas, los recordatorios, los escritos de desacato, etc; y si recurrimos a las vías de hecho entonces somos reprimidos cruelmente.

No cumplen ni años

Cabe recordar que en los Diálogos de Paz que desarrollan el ELN con el Gobierno, este último se comprometió en alivios humanitarios consistentes en dar reclusión domiciliaria para varios prisioneros políticos del ELN, que por su grave condición de salud no deben permanecer en condición intramural, acuerdo que no ha cumplido.

Así las cosas, con todo lo que se ha hablado sobre reformas en el sistema y posibilidades de cambios en las condiciones para la población privada de la libertad, hasta ahora nada ha cambiado. Se sigue viviendo la realidad de la aplicación sistemática de tortura. Esto es más que un genocidio.

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