LA MALDICIÓN DEL SOLDADO SEGÚN BOLÍVAR
[Mensaje #29]
Comandante Nicolás Rodríguez Bautista
En este Mensaje número 29 dirigida a las Fuerzas Armadas (FFAA) estatales, el Primer Comandante del Ejército de Liberación Nacional critica los millares de ejecuciones de inocentes perpetradas por las FFAA, que presentan como “guerrilleros dados de baja en combate” para cobrar las recompensas ofrecidas por el Gobierno.
Señoras y señores integrantes de las FFAA gubernamentales, hoy debo recordar lo dicho por el Libertador Simón Bolívar: “maldito el soldado que vuelva las armas de la República contra su pueblo”, que cobra toda su actualidad en esta hora aciaga para los colombianos de a pie, al ser de público el conocimiento el asesinato cruel y despiadado de 6.402 de los más humildes del pueblo a manos de ustedes, en lo que ya el mundo conoce como los Falsos Positivos.
Desgraciadamente la historia criminal de las FFAA conlleva el componente represivo y servil al poder político y económico del imperialismo; este carácter los llevó a cometer la más terrible masacre contra millares de trabajadores reunidos en la plaza de Ciénaga, Magdalena, cuando dispararon sus ametralladoras contra ellos aquel fatídico 6 de diciembre de 1928.
Las FFAA así defendieron los intereses de la United Fruit Company, empresa gringa que hoy bajo el nombre de Chiquita Brands es la que entrega armas y dinero a los narcoparamilitares, para que en alianza con las FFAA asesinen a seres inermes, a los que presentan como guerrilleros muertos en combate, ejecuciones que siguen perpetrando para cobrar recompensas en dinero, ascensos y otras bonificaciones.
La desvergüenza, el cinismo y la impunidad de tales Crímenes de Lesa Humanidad los premian las clases gobernantes y se hace cómplice, al ascender de rango a los oficiales que convierten la vida de las personas humildes en lucrativo negocio; de esta manera la cúpula militar colombiana y la élite que gobierna son directos responsables de esta tragedia que enluta a millones de colombianos y colombianas.
Álvaro Uribe Vélez quien era Presidente de Colombia entre 2002 y 2010 y Comandante en Jefe de las FFAA que asesinaron a estos 6.402 inocentes, ha tenido el cinismo de negar la perpetración de estas ejecuciones, porque de esta manera se protege y encubre a quienes amparados en el uniforme de las FFAA han derramado la sangre de quienes según mandato constitucional deben velar por su vida.
De la cúpula de las FFAA con este prontuario delictivo un alto número de oficiales hace uso de buen retiro, el resto que son los actuales Comandantes de Divisiones, Brigadas y Batallones, están obligados a responder por sus execrables crímenes con los que enlutan a madres, padres, hijos, familiares y amigos de los ejecutados.
Es grave todo abuso de poder contra el pueblo venga de donde viniere, pero mucho más si se trata de crímenes contra indefensos ciudadanos con propósitos de lucro, cometidos por una institución cuya misión constitucional es defender la vida, honra y bienes de las y los colombianos; acá cabe el adagio popular “colocaron los ratones a custodiar el queso”.
En un país diferente a Colombia estos no serían los Generales ni los Comandantes de las FFAA, ni Uribe Vélez sería “el poder detrás del trono” y caudillo intocable de la ultraderecha, tampoco la actual clase gobernante sería la todopoderosa maquinaria apoderada del Estado, responsable de la tragedia de miseria y violencia que azota a Colombia.
Señoras y señores de las FFAA no implicados en la barbarie, no se presten para ser cómplices de las prácticas genocidas que maldijo el Libertador Simón Bolívar; los enemigos de Colombia no son el pueblo, ni sus líderes sociales, ni quienes dejaron las armas y se desmovilizaron, tampoco son enemigos de Colombia los defensores de los Derechos Humanos, ni los rebeldes alzados en armas, precisamente porque no comportamos este tipo de conductas y todas las demás que han sumido a Colombia en la tragedia; los verdaderos enemigos de Colombia son los oligarcas, los Gobiernos de turno a su servicio y el poder transnacional que se alimenta de explotar, saquear y someter a los pueblos del mundo.
La dignidad que creo aún existe en muchos de ustedes, porque repudian estos fatídicos y dolorosos acontecimientos debe llevarlos a renunciar a esa institución que solo puede cambiar mediante una lucha persistente, decidida y firme de todos los que queremos una Colombia en paz, donde la soberanía y la justicia social sean las bases de la convivencia y el verdadero amor a la patria, por la que hoy seguimos dispuestos a dar nuestras propias vidas.
Cordialmente,
Nicolás Rodríguez Bautista
8 de marzo de 2021