SIGUE EL NEGOCIO DE LAS EPS
Damaris Izaguirre
Resuena el eco de las palabras dichas por la Ministra Corcho anunciando que acabaría con las EPS, por estar repletas de ganancias millonarias amasadas a expensas de los pacientes, dificultando el acceso a la salud por solo importarles el lucro corporativo.
El proyecto de Reforma a la Salud amenazaba con devolverle el carácter público y acabar el negocio de los emporios económicos, razón por la cual los gremios de la salud, los sectores políticos tradicionales y la élite gobernante, se oponían tajantemente al mismo y designaron a los Partidos Conservador, Liberal y de La U, para hacerle oposición y negociar con el Gobierno modificaciones que no les quitaran privilegios, a cambio de apoyar el proyecto en el Congreso, modalidad que la vieja escuela politiquera llama “alianzas de gobernabilidad”.
Estos Partidos tradicionales llegaron a un acuerdo con el Gobierno que incluye que las EPS conserven casi intactos sus privilegios, ya que continúan manejando los fondos de la salud a su antojo, solo cambia su nombre de EPS a EGSV -Entidades Gestoras de Salud y Vida-, cualquier parecido con la reforma del Esmad -cambio de nombre- no es coincidencia. Lo más decepcionante es que los fondos regionales de la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (Adres) se eliminan totalmente, una vez más las regiones quedan sin autonomía y a expensas de las empresas de Salud; el viejo truco gatopardista de cambiar todo para que todo sigue igual.
La repulsa de los Partidos tradicionales viejos socios de las EPS, entre ellos la defensa a ultranza hecha por el camaleónico Roy Barreras, evidenció que las EPS son emporios económicos con tentáculos en las diferentes ramas del poder, que cuando se trata de defender su negocio ordenan a sus operadores políticos defender sus intereses; esta puja de poder fue diluyendo lentamente una Reforma en la Salud que pensaba en el usuario como paciente y no como cliente, hasta dejar una pastilla tipo placebo que cambia las apariencias para que la esencia no cambie.
En conclusión, no basta con ganar el Poder Ejecutivo, es en el Legislativo donde las grandes empresas manipulan todo acorde a sus intereses; por ende, si queremos cambios estructurales debemos apoderarnos del Estado en su totalidad, de lo contrario tan solo serán una utopía y solo la sociedad organizada logrará los cambios que necesita el país.