POR QUÉ COLOMBIA ES UN PAÍS IMPRODUCTIVO
Claudia Julieta Parra
Mantenemos la creencia de que madrugar a laborar es sinónimo de productividad, sin embargo, la producción no depende exclusivamente de la variable tiempo, es una ecuación integral donde la tecnificación y la incentivación laboral determinan el desarrollo productivo.
El más reciente estudio World of Statictics de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), reveló que Colombia a pesar de ser un país donde en promedio la gente madruga a laborar, su nivel de productividad es inferior a otros países de la región donde la jornada laboral empieza más tarde.
Nuestro país se ubica como la nación con la jornada más larga por número de horas. De acuerdo con World of Statistics, Colombia con relación a los países de la Ocde solo aporta 19,50 Dólares (alrededor de 92.100 Pesos) por cada hora laborada, lo que lo convierte en el país más improductivo de la Ocde; esto obedece a las brechas en educación y formación para el trabajo, y a la proliferación del empleo informal o rebusque, 6 de cada 10 trabajadores están vinculados al subempleo, en el cual se trabaja más de 8 horas diarias pero los ingresos son inferiores a un salario mínimo.
Según un estudio de la Universidad de Cambridge la reducción de la jornada laboral podría significar mejoras en la vida de los trabajadores; sin embargo, no es suficiente con disminuir la jornada laboral, el país está en mora de evolucionar en la manera de trabajar, se requieren nuevos modelos de trabajo donde la tecnificación y el desarrollo sea integral y esté a la par de plazas laborales bien remuneradas, que incentiven la productividad y disminuyan el tiempo laboral.
Basar la productividad y dinamización de la economía en el trabajo informal es un error y un riesgo latente de desaceleración económica y una posterior recesión, aunque el comercio informal garantiza fluctuación de masa monetaria, no permite generación sostenida de poder adquisitivo per cápita, generando una economía volátil susceptible al estancamiento de los mercados. Por ende, es inminente generar una política de empleo formal; en otras palabras, salir de la crisis económica demanda elevar el poder adquisitivo per cápita y este está determinado por la generación de empleo formal.