LA LUCHA DEL PUEBLO KURDO
El retiro gradual de las tropas gringas en Siria y Afganistán son la manifestación real del debilitamiento político y un quiebre ascendente en su estrategia de ocupación y saqueos a los pueblos, recurriendo frecuentemente al uso del neocolonialismo delegado en sus aliados cada vez más temporales.
La lucha por la independencia del pueblo kurdo lleva más de dos siglos y se acentuó entre 1985 y el 2003. Durante la batalla de Kobane sucedida entre mediados de septiembre 2014 y marzo del 2015, las unidades de protección popular kurdas (YPG) que defendieron la ciudad de Kobane lograron desplazar al Daesh 25 kilómetros del área del enfrentamiento.
La etnia kurda es una de las más grandes de medio oriente y su población, que llega a cerca de los 40 millones, se encuentra distribuida en territorio de Turquía, Siria, Irán e Irak. Es un pueblo que, a pesar del genocidio, la exclusión, exilios y la guerra despiadada emprendida por el gobierno turco, ha preservado su cultura, lengua y territorios originarios como consecuencia del levantamiento insurgente y la resistencia por la autonomía y la libertad.
Desde el año 2012 el levantamiento en armas ha adquirido interesantes dimensiones dada la capacidad de sus fuerzas y alianzas con otras iniciativas de origen árabe asentadas en Siria, Irán e Irak; especial atención para los combatientes del mundo ha despertado la importante y destacada participación de las mujeres en la lucha por la independencia y un nuevo Estado kurdo. Existe un amplio movimiento de liberación de Kurdistán constituido por más de 400 organizaciones diseminadas en los territorios de los cuatro países antes mencionados y respaldados internacionalmente por la diáspora kurda en Europa, cuyo número alcanzó los cinco millones, producto del exilio político y la quema de cuatro mil pueblos durante la década de los ochenta.
La respuesta de miles de jóvenes y mujeres kurdos ante la persecución y opresión del gobierno turco fue el alzamiento armado, planteando además “que el autogobierno en estas circunstancias es un derecho del pueblo turco”. La lucha por la libertad y la autonomía no van por si sola, en esencia la lucha del pueblo kurdo tiene que ver, es con la transformación de la sociedad.
No obstante, la participación de la mujer es de vital importancia en la lucha contra el Estado islámico, el gobierno turco y los mercenarios financiados por Washington, su lucha gana una mayor preponderancia política dada la masiva participación de las mujeres combatientes en las unidades femeninas de protección. Ellas han demostrado un nivel de eficiencia operativa superior a cualquier otro tipo de fuerzas especiales insurgentes.
El Partido de los Trabajadores de Kurdistán y la Unión Democrática, como fuerzas políticas que dieron origen a la insurgencia kurda son consideradas por Turquía, la Unión Europea y el propio Estados Unidos, como terroristas, sin ocultar su compromiso por aupar este conflicto.
Detrás de toda confrontación armada, que tiene orígenes y causas políticas, se oculta el interés del imperialismo norteamericano y sus aliados europeos, que han visto en el territorio que ocupan los kurdos grandes riquezas. Por ejemplo, sus yacimientos de gas podrían surtir al continente europeo un siglo completo.
La lucha por la independencia de Kurdistán y la autodeterminación de las minorías en zonas de
mayoría kurda ha planteado un modelo confederalista democrático que lleva implícito el desarrollo del autogobierno de las propias comunidades, el ejercicio de la democracia directa, el feminismo y el anticapitalismo donde todos los pueblos y etnias puedan coexistir.
Aunque son momentos en que vemos con más claridad el fin de occidente, Estados Unidos, Francia y
Gran Bretaña, aún mantienen sus intereses en ocupar el territorio milenario de Kurdistán, pese a ello, las principales fuerzas kurdas en Turquía, Siria, irán e Irak están combatiendo juntas para frenar el genocidio emprendido por el estado islámico. El sueño kurdo, la pesadilla turca…