GLIFOSATO ES GUERRA QUÍMICA
Omaira Sáchica
Colombia replica la fracasada Guerra contra las drogas norteamericana que clasifica al adicto como un delincuente, pretende acabar el cultivo con la fuerza militar, pero obtiene la excusa para que el imperio mantenga en Guerra perpetua.
Desde que el Presidente Richard Nixon (1969-1974) decretó la Guerra contra las drogas Estados Unidos (EEUU) impone este modelo que no logra disminuir el consumo, pero sí reproduce los Carteles de las drogas e incrementa la población carcelaria de origen afro, al tiempo que los grandes bancos y Paraísos Fiscales se enriquecen aún más con el lavado de narcodólares.
Un gas letal
El Glifosato es un herbicida no selectivo de amplio espectro que es utilizado en la erradicación por aspersión aérea de cultivos de uso ilícito, pese a su gran potencial de toxicidad; según estudios científicos in vitro las preparaciones comerciales son más citotóxicas que el compuesto activo [1].
Este herbicida es un perturbador endocrino con nefastas implicaciones en la salud, interfiere con el desarrollo hormonal, contribuye a la aparición de algunos tipos de cáncer, defectos de nacimiento, problemas reproductivos como infertilidad; además causa dificultad respiratoria, edema pulmonar, shock séptico, alteraciones de la conciencia y falla renal.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Internacional de Investigación contra el Cáncer (IARC) afirman que “hay suficientes evidencias científicas para considerar que el Glifosato es probablemente un agente carcinógeno humano” [2].
A nivel ambiental el Glifosato tiene graves consecuencias porque contamina los canales freáticos superficiales y subterráneos, contribuye a la deforestación, disminuye la disponibilidad de alimentos y afecta la fauna en especial abejas, hormigas y arañas.
El régimen obligado a fumigar
En 2015 la Corte Constitucional prohibió la utilización del Glifosato y obligó al Consejo Nacional de Estupefacientes (CNE) a frenar las aspersiones aéreas con este herbicida; cuatro años después la Corte Constitucional a través de la Sentencia T-236 de 2017 y el Auto 387 de julio de 2019 ratificó las restricciones sobre la fumigación con Glifosato; sin embargo, el Gobierno continúa empecinado en reactivar la aspersión aérea de cultivos de uso ilícito con este letal veneno.
El Decreto gubernamental que pretende revivir las aspersiones con Glifosato, propone como excusa la creación de una oficina de quejas para que las personas afectadas por la aspersión presenten sus casos ante el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA); la Ong de Derechos Humanos (DDHH) Dejusticia afirma que, “el sistema propuesto por el Gobierno no está orientado a prevenir que el riesgo sea causado, sino a interponer las quejas cuando ya haya ocurrido algo grave” [3].
Biden: Glifosato No
El 17 de diciembre del año anterior a través de una carta dirigida al Gobierno los Relatores Especiales de la ONU Marcos A. Orellana, Dominique Day, David R. Boyd, Michael Fakhri, Tlaleng Mofokeng, Mary Lawlor y José Francisco Cali Tzay, solicitaron no reactivar las fumigaciones con Glifosato porque las aspersiones aéreas ponen en riesgo los DDHH y el medioambiente.
Los siete Relatores afirman que, “la reanudación de las fumigaciones con Glifosato atentaría y vulneraría DDHH protegidos por el Derecho Internacional y sobre los que Colombia tiene compromisos firmados, como el de prevenir y evitar la exposición a sustancias y desechos peligrosos (…); además, violaría el Punto Cuarto del Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera” [4].
La Comisión de Política de Drogas del Hemisferio Occidental (Whdpc, por sus siglas en inglés) del Congreso de EEUU, en diciembre del año anterior publicó un Informe sobre la efectividad de la política antidrogas norteamericana, donde afirman que “la erradicación forzada y la fumigación aérea con Glifosato no sirven, al contrario causan más daño, por lo que se debe implementar la sustitución voluntaria de los cultivos de uso ilícito, que debe ir acompañada de programas para el desarrollo de las zonas más afectadas por el empobrecimiento, la exclusión violenta y el narcotráfico” [5].
Este mes el Departamento de Estado de EEUU impuso a Duque seguir la fumigación con Glifosato y desechar los Programas de sustitución voluntaria de cultivos de uso ilícito firmados con las comunidades campesinas que hacen parte de los Acuerdos de Paz de 2016; esto es la continuidad de los dictados de Trump, ¿dónde está el cambio de administración en Washington?, esta nueva imposición es una operación de Guerra química, no de paz.
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[1] Efectos de la intoxicación por Glifosato. Revista científica Salud Pública de la Universidad CES, código ISSN: 2145-9932.
[2] La OMS reconoce toxicidad cancerígena de nivel 2 al herbicida Glifosato. BBC, 24-03-2015.
[3] Aun con decreto listo, el camino hacia la aspersión aérea con glifosato es largo. El Espectador, 18-02-2021.
[4] Carta de Relatores de la ONU al Presidente Duque. Dejusticia, 17-12-2020.
[5] Reporte de la Whdpc. Comité de asuntos exteriores de EEUU, 1-12-2020.