AMOR Y PERSEVERANCIA, EL LEGADO DE LA COMANDANTE PAULA

AMOR Y PERSEVERANCIA, EL LEGADO DE LA COMANDANTE PAULA

Marfa Loaiza y Elena Blanco

La mujer como sujeto político es indispensable en la construcción de cualquier proceso de transformación social; desde luego las elenas formamos parte de ese tejido emancipatorio y sin nosotras sería inconcebible el ELN como sujeto transformador de la sociedad.

Sin duda las compañeras que hacemos parte del ELN desde cada uno de sus roles hacen contribuciones trascendentales, lo cual implica compromiso, sacrificio y desprendimiento de uno de roles sensibles como el materno y el marital, los cuales son sustituidos por su entrega a la causa de los pobres y desarrollados en cada una de sus acciones y actuaciones.

La Comandante Paula es una de la mujeres emblemáticas del ELN, no solo por ser parte de las varias pioneras al ser la primer mujer en alcanzar el grado de Dirección Nacional, sino porque dedicó su vida a trabajar sin tregua, conservando siempre la premisa de enseñar con ejemplo; a pesar de que la asperidad de la Guerra la erigió como una mujer de temperamento fuerte, recia y de posturas radicales, jamás depuso una ternura tímida, que afloraba con instinto maternal con cada uno de sus combatientes.

A nuestra querida Paula, madre, hermana y amiga le gustaba el baile, el café y el cigarrillo, y desde luego disfrutaba compartiendo parte de su tiempo con su tropa y aprovechaba para a su manera guiarlos y formarlos como seres humanos integrales. Se caracterizaba por su lealtad a la causa popular, la humildad y la austeridad; no era de lujos banales y le daba gran valor a lo artesanal y lo producido por la guerrilla, recuerdo que sus joyas más preciadas eran los aretes y collares de mostacilla.

En la construcción del proceso social y popular en varias ocasiones fue capturara y enviada a la cárcel -o como le decía ella a la universidad-, situación que siempre asumió con valentía y que le dejó muchas enseñanzas y jamás la hizo declinar o lamentarse de sus ideales revolucionarios, por el contrario, acentuaban sus convicciones ideológicas y le daban fuerza para levantarse y ser mejor mujer, mejor revolucionaria, y afrontar con mayor determinación la construcción una sociedad con justicia y equidad social.

Siempre se caracterizó por ser una líder nata y en ese sentido entregó completamente su vida a la lucha revolucionaria y a la defensa de los humildes y los desposeídos, lo cual le acarreó grandes sacrificios personales; como muchas de nosotras renunció a llevar una maternidad tradicional, como mujer revolucionaria fue madre a distancia, sin descuidar por completo ese vínculo espiritual que solo las que hemos sido madres entendemos.

La sensibilizó la abnegación con que las guerrilleras vivimos la maternidad, cada vez que se encontraba con una situación de estas le removía sus fibras más sensibles y le proyectaba su propia situación de madre a distancia, recordamos que en una ocasión nos contó que “en uno de esos traslados cotidianos que viven nuestros hijos, compartió varios días con una pequeña de casi 5 cinco años que al momento de partir, le dijo: -no quiero volver a cambiar de mamá-“, este drama le desgarró el alma pero le afianzo su compromiso social y revolucionario.

Lo que hizo en sí excepcional a la Comandante Paula como guerrillera y ser humano sensible, fue enfrentar grandes riesgos, su capacidad política y asumir con amor y plena conciencia lo que significa ser referente, dejando una siembra de valores y actitudes que nos hacen a las elenas que hoy continuamos su senda, guerreras incólumes dispuestas a convertirnos en sujetos de cambio y revolución que transforme la realidad desigual de millones de colombianos.

La Comandante siempre consideró que la lucha por los cambios sociales era un esfuerzo por igual entre la mujer y el hombre, creía que el objetivo de la mujer no era ser superior al hombre, sino construir de la mano un cambio social igualitario. 

Paula definió la lucha de la mujer y su disposición a la construcción de una nueva sociedad como una entrega constante, en sus propias palabras nos dejó este transcendental y vigente mensaje: “A las mujeres de Colombia les digo que hemos avanzado como mujeres a convertirnos en sujeto político, que tenemos que seguir ganándonos ese lugar en la sociedad, porque nosotras que somos madres o somos hermanas o somos hijas, en cualquier nivel, tenemos una sensibilidad natural de cuidar, entonces nosotras tenemos que cuidar este pueblo y lo cuidamos luchando, buscando que este pueblo y los pueblos del mundo tengan un futuro de equidad, felicidad y justicia.”

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