EL MITO DEL CRECIMIENTO DEL PIB

EL MITO DEL CRECIMIENTO DEL PIB

Claudia Julieta Parra

La economía colombiana durante la última década se ha desacelerado principalmente porque el crecimiento económico es inferior a sus necesidades, lo cual crea un déficit fiscal; pero, los medios oficiales en asocio con las empresas de comunicación generan expectativas sobre un supuesto crecimiento económico.

El levantamiento de las medidas de confinamiento y la normalización de la dinámica comercial, ha suscitado un leve incremento en el Producto Interno Bruto (PIB), comparado con los índices de antes de la pandemia.

Recientemente el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), informó que  durante el tercer trimestre del año anterior el PIB creció 7,5 por ciento respecto al 2021 –periodo pandémico-, pero al compararlo con el segundo trimestre del año anterior que fue de 12,5 por ciento, es evidente que hay un decrecimiento de 5 por ciento y por tanto demuestra una desaceleración de la economía.

El Banco Central en su más reciente informe de política monetaria fue enfático al afirmar que la variación anual del PIB con la que terminará 2023 será negativa -tercer trimestre con -0,9 por ciento y el cuarto con -0,4 por ciento-, lo cual significa una Recesión Económica Técnica.

Además de la inflación global que se traslada a nuestra economía por el marcado déficit de balanza comercial, que nos hace grandes importadores de materias primas y productos con valor agregado; nuestra economía de manera errónea basa el crecimiento del PIB en el aumento de las ventas en los sectores de comercio, alojamiento, servicios de comida y las actividades artísticas, en otras palabras, el repunte de la economía está basado en las ventas y el turismo, denominado en economía como un evento de incremento de la demanda, que es un aumento volátil sin capacidad de sostenerse en el tiempo ni tender hacia crecer más.

Salir de la crisis económica existente y evitar un periodo de estanflación implica combatir la inflación y aumentar ostensiblemente el poder adquisitivo per cápita; desde luego esto exige reformas estructurales al fisco, la tributación y la disminución del Gasto Corriente (burocracia, Guerra y pago de intereses de la Deuda Externa); además requiere una política económica que aumente el empleo formal y no base sus índices de ocupación en el empleo informal, lo cual lleva implícito el desarrollo integral y el fortalecimiento del sistema productivo nacional.

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