EXCLUSIÓN RACISTA PARA EXTINGUIR A LOS NUKAK MAKÚ
Violeta Arango
Para los Nukak Makú existe el Mundo de Arriba, donde habitan los árboles ancestrales y los espíritus, que siempre están cantando y danzando, no duermen porque allí no hay noche; en el de Abajo, viven las dantas y los venados, personas con piel de animal; en la Tierra, en medio de los dos, viven los Nukak.
Los Nukak Makú son un pueblo indígena nómada que habita el noroeste de la Amazonía colombiana, que vive de la cacería y la recolección; en 1989 se supo de ellos por primera vez. Después de su contacto con la llamada civilización occidental, los Nukak fueron confinados en Resguardos cercanos a las poblaciones de San José del Guaviare y El Retorno, donde supuestamente podrían seguir viviendo bajo sus costumbres; sin embargo, estas tierras fueron colonizadas para plantaciones de coca dañando su Mundo Intermedio, e impidiéndoles vivir de la selva y en armonía con ella.
Este pueblo empezó a sufrir enfermedades que antes no padecían, en la década de los 90 más de la mitad de ellos murieron a causa de gripes, paludismo, leshmaniasis y parásitos, una emergencia humanitaria que fue ignorada y no tuvo socorro; hoy, estas enfermedades los siguen matando y los empuja hasta el borde de la extinción, pues su población no pasa de las 1.000 personas.
Ellos se van de los Resguardos por la imposibilidad de vivir ahí, tanto por la colonización cocalera, como por el desplazamiento forzado del que son víctimas, por esto, son el pueblo indígena que tiene más población habitando en las ciudades, la mayoría en San José del Guaviare, en donde no llevan una vida digna, allí se fuerza a sus mujeres, adultas, adolescentes y niñas a prostituirse para sobrevivir; por esto ocurre la violación sistemática de niñas indígenas en el Guaviare, donde a cambio de comida acceden a sostener relaciones sexuales, muchas de ellas con soldados del Batallón del Ejército No 19 Joaquín París; también hay niñas del pueblo Jiw que están siendo prostituidas y esclavizadas en redes de trata de personas.
La tragedia que viven los pueblos indígenas del Guaviare, es producto de la exclusión racista de un mundo que se niega a comprender diferentes formas de ser y vivir, donde las tradiciones de los Nukak son denigradas y se les impide vivir según ellas; además, lo único que se les ofrece es la violencia sexual como forma de subsistencia.