MÁS Y MÁS ‘MANZANAS PODRIDAS’

MÁS Y MÁS ‘MANZANAS PODRIDAS’

Sergio Torres

La corrupción en la contratación evidencia los niveles de descomposición presentes en las Fuerzas Armadas (FFAA), donde cada vez son más y más las ‘manzanas podridas’, lo que debe llevar a revisar y cambiar de cultivo.

Como ya lo hemos manifestado, la corrupción es un mal que ha infectado todas las entidades del Estado. La clase dominante que ha gobernado por años en Colombia, hizo de la práctica corrupta su principal causa, convirtiendo al Estado en fuente de lucro individual y al Gobierno en su instrumento, corrompiendo así todo el establecimiento y amplios sectores de la sociedad.

Se roban hasta su propio hospital

En las FFAA además de los casos de corrupción en ascensos, innumerables abusos de autoridad y delitos sexuales, narcotráfico y asesinato, se suman robos en la contratación en los propios cuerpos armados. Es el caso reciente que vincula a 7 militares de alto rango: 2 Generales, 2 Coroneles, 2 Mayores y un Capitán, toda una línea de mando involucrada en el manejo de un contrato de 34.800 millones de Pesos para la construcción de un hospital militar, que hoy no existe.

El  contrato firmado en diciembre de 2013 entre el Ejército y la Agencia Logística de las Fuerzas Militares adscrita al Ministerio de Defensa, tenía como objetivo la construcción de un hospital militar de alta tecnología, el Centro de Rehabilitación Funcional del Batallón de Sanidad con capacidad para atender a más de mil militares. Para la ejecución de la obra se destinó por adelantado 34.800 millones de Pesos el total del presupuesto , sin ningún tipo de revisión a los avances de la misma. Es decir, en 9 años ningún alto mando militar preguntó por el hospital, ni por la plata.

Sin embargo, el pasado diciembre se conocieron las primeras medidas emitidas desde la Contraloría encargada para el sector de Defensa y Seguridad, contra 7 altos mandos militares relacionados con el caso, aunque dichas medidas por ahora solo consisten en embargos a cuentas de ahorros y bienes, la investigación sigue en curso. Mientras las paredes que alcanzaron a construirse, ya en ruinas, siguen visibles en el Cantón Caldas en Bogotá, como otro monumento silencioso del régimen corrupto [1]. 

Podar, no siempre mejora el árbol

Según las cifras de la Secretaría de Seguridad de Bogotá, actualmente la ciudad cuenta con 17.820 policías [2]. Es una de las instituciones más cuestionadas, con mayores niveles de degradación y rechazo por sus evidentes actuaciones de brutalidad y crímenes, los últimos durante y después del Estallido Social de 2021. Casos como el que los vincula con el uso de los hornos crematorios de la capital para desaparecer manifestantes, reflejan la capacidad criminal de esta fuerza.

Recientemente el comandante de la Policía de Bogotá, en declaraciones a la prensa habló de 2.208 investigaciones disciplinarias que se adelantan contra uniformados de la ciudad desde el 2022; también informó sobre las 59 destituciones, 59 suspensiones y 35 multas recientes a Policías de la ciudad y sobre los 6 agentes capturados esta semana señalados por extorsión; además contó cuáles son los delitos que más cometen ellos:

”Hurto, tráfico de estupefacientes, cohecho, homicidio, extorsión, entre otros. Esos son unos tipos de delitos donde los policías forman parte de organizaciones, por alguna circunstancia en los entornos donde trabajan diariamente, se ven vinculados y responderán o tienen que responder ante las autoridades” [3].

Estos delitos que perpetran los policías, son propios de cualquier banda delincuencial narcotraficante, que reportados por su comandante resulta una aterradora prueba más de lo que muchas víctimas han denunciado, que demuestra por qué es la institución más temida y detestada en Colombia.

Si el 12,4 por ciento de todo el cuerpo policial está investigado, sin tener en cuenta la cantidad de delitos que se quedan sin registrar y sin investigación, es imposible pensar en procesos de transformación reales. Mientras las FFAA sigan siendo las principales perpetradores de crímenes contra la población, es imposible hablar de una supuesta Paz Total; pues hasta ahora, no se ha planteado como será el proceso de transformación que se aplique a este grupo armado degradado, siendo el más numeroso y mejor armado del país.

El debate sobre el armamentismo, el narcotráfico y la corrupción debe extenderse a las FFAA, debe implicar el cambio de Doctrina de Seguridad y la implementación de códigos, valores y principios radicalmente distintos. Para no seguir hablando de las ‘manzanas podridas, hay que levantar la tierra y remover las raíces de todo ese cultivo.  

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[1] Corrupción en las fuerzas militares. El País, 23-01-2023.

[2] ¿Cuántos policías llegarán a reforzar la seguridad de Bogotá? Bogotá Gob, 01-09-2022.

[3] Así fue la depuración de la Policía en Bogotá: 59 destituidos por corrupción. El Tiempo, 19-01-2023.

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