LA CELAC RENACE EN PULSO CON EL IMPERIO

Hernando Martínez

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en su Séptima Cumbre realizada el pasado 24 de enero en Buenos Aires, avanzó por el camino de la integración, promoviendo la unidad y la diversidad política, económica, social y cultural.

Los 33 Estados de la Región que conforman la Celac a partir de este año cuentan de nuevo con Brasil, retirado desde 2019 por decisión de Bolsonaro, que como todas  las extremas derechas fascistas intentó negar el proyecto de Patria  Grande. 

En paralelo a la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno sesionó la Cumbre Social que conformó la Celac social, con lo que se reconoce que son los movimientos populares quienes desde sus liderazgos y luchas promueven los intereses nacionales y los procesos democratizadores, los que posibilitan las victorias electorales de los Gobiernos que  soportan el Proyecto Latinocaribeño.

A 15 años de conformada el 23 de enero de 2010 y 14 de instituida el 2 y 3 de diciembre 2011, la Celac sigue siendo  un mecanismo de diálogo y concertación política, sin que llegue a ser un Organismo de integración regional, debido al ataque de  los partidos  de extrema derecha plegados a los intereses de los Estados Unidos (EEUU), el FMI y la OTAN.

Dicho propósito integrador también es obstaculizado por las Guerras mediática, jurídica y parlamentaria que desarrollan los EEUU en asocio con las oligarquías locales, para derrocar a los Gobiernos soberanistas elegidos por los pueblos.

La Declaración final

Los 111 puntos de la Declaración de la Séptima Cumbre implican enfoques positivos  para la democratización y la soberanía de nuestra Región; donde destaca el rechazo a las injustas imposiciones como “las listas y certificaciones unilaterales que afectan a países de América Latina y el Caribe” y la  solicitud de “exclusión de Cuba de la lista unilateral sobre países que supuestamente patrocinan el terrorismo internacional”, además  llaman a “la Asamblea General de las Naciones Unidas a poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba”.

Frente a buscar una alternativa a la fracasada Guerra contra las drogas, llaman a la “cooperación internacional efectiva (…), respetando plenamente los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas, especialmente el respeto a la soberanía nacional y la no injerencia en los asuntos internos de los Estados”.

En la Cumbre avanzan hacia proyectos de desarrollo soberanos, tales como un “Plan de Autosuficiencia Sanitaria de la Celac, con el objetivo de fortalecer las capacidades de producción y distribución local y regional de vacunas, medicamentos e insumos críticos”.

Acordaron la “conformación de cinco grupos de trabajo integrados por representantes designados por los Estados miembros, en las siguientes áreas: Ciencia Ancestral, Investigación Aeroespacial, Red de Evaluadores Regional, Transición energética y Biotecnología (con énfasis en Agricultura y Salud)’; además de reafirmar el carácter Latinoamericano y Caribeño de Puerto Rico, reconocieron “los esfuerzos realizados y las resoluciones adoptadas por el Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas sobre la situación en Puerto Rico”. Así mismo, reiteran el respaldo regional a los “legítimos derechos de la República Argentina en la disputa de soberanía por las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur”.

Los retos

La Celac está bajo amenaza permanente por parte de las fuerzas de la extrema derecha fascista, enquistadas en las instituciones estatales de la mayoría de nuestros países, que son aliadas del capital imperialista; por esto deben tejer mayor arraigo popular las fuerzas de izquierda y progresistas Latinocaribeñas que luchan por un mundo multipolar, en el que el desarrollo signifique bienestar y no depredación y explotación de la vida humana y natural.

Consolidar las fuerzas democratizadoras para trasformar las instituciones de justicia y los Parlamentos, poniéndolos al servicio del interés nacional y regional, y así estabilizar Gobiernos que  se apartan de las  imposiciones del  FMI y desarrollan economías productivas no extractivistas, para el bienestar de los pueblos latinocaribeños que plasmen el propósito de ser zona de paz, libre de colonialismo y de Bases Militares de EEUU y de la OTAN.

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