CARAVANA HUMANITARIA: ACUERDO INICIAL PARA LA VIDA DIGNA
Violeta Arango
El Bajo Calima y el Medio San Juan están habitadas por pueblos indígenas y afrodescendientes, víctimas del peor genocidio de la historia durante la conquista de África y América, allí estuvo la Caravana Humanitaria acordada por la Mesa de Diálogos.
Desde la colonia los pueblos indígenas y afrodescendientes han sido desplazados, lo que los ha llevado a vivir en regiones apartadas como el Bajo Calima, Valle, y el Medio San Juan, Chocó, donde el Estado colombiano solo llega con la presencia de Fuerzas Militares (FFMM) y narcoparamilitares, que solo le ofrecen un modelo de Guerra contrainsurgente, que clasifica a sus líderes y organizaciones sociales como objetivos militares, sojuzgándolos con el miedo y la zozobra permanente.
Resistencia al despojo
La exclusión no se detiene, los megaproyectos, la depredación del ambiente y la necesidad extractiva, convierte a estos territorios en importantes, por ello, continúa su despojo a las comunidades de estas zonas, haciendo inviable su vida allí.
La comunidades defienden la vida y el territorio, a lo que se suma que el ELN confronta a los narcoparamilitares y las FFMM estatales, combates intensificados desde el 2020 cuando el Estado instaló un Base Militar en Noanamá, tropas que junto al Clan del Golfo sumen a esta zona en una crisis humanitaria, además, estos narcoparamilitares convierten a la población en un escudo humano, poniéndola en el centro de la confrontación, con el objetivo de lograr su desplazamiento.
En este marco, la Mesa de Diálogos entre el Gobierno Nacional y el ELN, pactó un Acuerdo parcial para lograr que los pueblos desplazados puedan retornar a sus territorios, bajo tres principios: seguridad, voluntariedad y dignidad. El primer paso fue la realización de una Caravana Humanitaria para verificar las condiciones que sufren las comunidades y recoger propuestas de cómo puede ser el retorno y escuchar las exigencias de los pueblos.
Comunidades visitadas
La Caravana Humanitaria se llevó a cabo entre el 17 y el 22 de enero, primero llegó a Cali para conocer las propuestas de las personas que allí se encuentran desplazadas, luego pasó a Dagua donde hay familias del pueblo Wounan que salieron de sus Resguardos hace más de un año, así como también visitaron albergues de población desplazada en Buenaventura. Una vez conocidas las realidades de las personas desplazadas, la Caravana partió hacia el territorio.
Participaron más de 150 personas, entre diferentes organizaciones sociales, comunidad internacional, instituciones de Buenaventura y el Valle del Cauca, delegados de la Vicepresidencia, medios de comunicación, equipos del Gobierno y de la Gestoría de paz del ELN; no participaron en ellas instituciones nacionales ni tampoco del departamento del Chocó.
Una parte cubrió la ruta desde el Bajo Calima hacia Docordó, bajando por el río Calima. La otra partió del Bajo Calima subiendo por el río San Juan hasta San Miguel. Visitaron diferentes puntos donde las comunidades asistieron a su encuentro para plantear sus problemáticas sobre oportunidades y garantías para poder vivir con dignidad en sus territorios, como el derecho a la educación y la salud; junto a la petición a todos los actores armados de no usarlos como escudos humanos y que los combates no se presenten en inmediaciones de los centros poblados, señalando que las FFMM incumplen con este principio del Derecho Internacional Humanitario (DIH).
Obstáculos por superar
Se pactó en el Acuerdo parcial que la Caravana no debía ser intervenida ni interceptada por ninguna fuerza armada, pero el 20 de enero en el corregimiento de San Miguel hicieron presencia tropas del Batallón de Ingenieros No. 15, al mando del Cabo Fonteche, quienes en actitud desafiante y provocadora se pasearon por el cacerío donde estaban reunidas más de 350 personas para dialogar con los caravanistas.
Ese mismo día, la Caravana se dirigió al corregimiento de Negría, cuyos habitantes están desplazados, allí los caravanistas fueron registrados en vídeos y fotografías por otras tropas del mismo Batallón de Ingenieros No. 15, quienes mantienen alojados en las casas de las personas desplazadas que dejaron deshabitadas; al ser interpelados por la Caravana, su respuesta fue que recibieron la orden de ‘tomar registro de quién acudiera al corregimiento desolado’.
Las comunidades manifiestan que esta es una gran oportunidad para ser tenidas en cuenta y que la paz la construyamos todos, pero debe haber un compromiso con ellos que les permita vivir dignamente, que sean respetadas sus tradiciones y la vida digna que merecen, la que empieza por frenar la discriminación y racismo que excluye a estos pueblos y los hace invisibles.
El ELN está comprometido con los pueblos para que puedan regresar y habitar sus territorios con dignidad y tranquilidad. Por ahora, hemos recibido las propuestas y exigencias, tema que se abordará en el Segundo Ciclo de la Mesa de Diálogos, para poder acordar las medidas urgentes que se requieren e ir visionando otras medidas de mediano y largo plazo.