LOS GOLPES DE LA DERECHA EN AMÉRICA LATINA

LOS GOLPES DE LA DERECHA EN AMÉRICA LATINA

En la última década se viene consolidando un resurgimiento del progresismo latinoamericano por la vía electoral; proceso al que la burguesía y la ultra derecha han reaccionado tajantemente a través de Golpes de Estado no tan blandos y otras maniobras de desestabilización.

El constante abuso que vive Latinoamérica por parte del imperialismo mediante la imposición de políticas económicas y de seguridad, que son antinacionalistas y que solo benefician a las grandes potencias en especial a la norteamericana, fue gestando un malestar en la ciudadanía que dio origen al resurgir de las fuerzas populares, dando lugar desde 2019 a diversos Estallidos Sociales en Ecuador, Chile, Colombia, entre otros; procesos que en diferentes países se transformaron en cambios políticos vía electoral, que permitieron la instauración de Gobiernos de corte progresista que capitalizaron el sentir popular de cambios y transformaciones.   

Ante el resurgir de las fuerzas progresistas y populares en América Latina la derecha y ultraderecha empezaron a ejercer diferentes acciones para sostener el viejo régimen, que aunque parecen aisladas, si se miran con detenimiento tienen elementos comunes que las entrelazan y las concatenan como un plan operacional para frenar la ola progresista en América Latina.

Las transformaciones sociales que se han venido desarrollando en Argentina han sido combatidas por la derecha de diferentes formas, una de las acciones más trágicas han sido los ataques a Cristina Fernández, en primer lugar recurrieron a un atentado fallido, luego recurrieron a la vía judicial donde a través de un proceso manipulado y con claros intereses políticos, Cristina resultó siendo condenada a seis años de cárcel e inhabilitación permanente.

Tras la posesión de Pedro Castillo en Perú, las fuerzas de derecha bloquearon de diferentes formas su gestión, dejándolo casi sin gobernabilidad hasta que por fin lograron destituirlo consolidando un Golpe de Estado el 7 de diciembre pasado, que dio origen a un Estado dictatorial que ha reprimido con fuerza letal las voces disonantes, el asesinato de casi 50 estudiantes y trabajadores peruanos ha dado la vuelta al mundo, generando una crisis internacional por cuenta de la implementación del Genocidio como método disuasivo del levantamiento popular.

No pasó mucho tiempo desde el triunfo electoral de Lula sobre Bolsonaro, para que la derecha brasileña reaccionara con fuerza y arrojo, así quedó plasmado en el intento de Golpe de Estado bolsonarista fascista del 8 de enero de 2023 en Brasilia, está lejos de tratarse de una revuelta espontánea pues son innumerables los hechos que demuestran un alto grado de organización, coordinación y financiamiento previos al asalto a las principales instituciones representativas de las tres ramas del poder del Estado en Brasil. Todo indica que es un plan sistemático enmarcado dentro de una política del imperialismo norteamericano para recomponer el tablero geopolítico a su favor.

Los hechos acontecidos en estos países latinoamericanos con tendencia progresista, dan a pensar que la reunificación de la derecha es un hecho y que lo que hemos visto apenas es el comienzo, para lograr de nuevo una Latinoamérica unipolar al servicio de los intereses del imperio y reunificar su Patio Trasero.

En Colombia donde también se logró parcialmente un cambio político tras el triunfo electoral de Petro, las acciones de la derecha han sido diferentes a los otros países de la región, tienen una estrategia quizás más efectiva, consiste en hacer alianzas estratégicas que les permita reacomodarse en el poder bajo el sofisma de permitir una supuesta gobernabilidad al progresismo.

El intento de reacomodamiento de la derecha en Colombia les podría permitir continuar gobernando desde las sombras, con la posibilidad de mermar los cambios estructurales que exigió el Estallido Social del 2021. Está por verse si la derecha resurgirá de manera violenta cuando considere que el Gobierno progresista traspasa sus Líneas Rojas, que son el cambio del modelo político, económico, de Doctrina de Seguridad y de Relaciones Internacionales. En conclusión, si queremos cambios estructurales reales, somos los colombianos los que nos debemos empoderar y conquistar las transformaciones que requiere el país.

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