LA INFLACIÓN Y EL PRECIO DE LA GASOLINA ACABARON CON EL SALARIO MÍNIMO

LA INFLACIÓN Y EL PRECIO DE LA GASOLINA ACABARON CON EL SALARIO MÍNIMO

Claudia Julieta Parra

El desborde incontrolable de la inflación aunado a la falta de una verdadera política de austeridad burocrática y del Gasto Corriente que mitiguen el déficit fiscal, han llevado a políticas económicas que terminan incrementando la inflación e impactando duramente el Costo de Vida.

Los actuales fenómenos macroeconómicos han disparado la inflación global sin que pueda ser controlada por los Bancos Centrales, ocasionando un shock por demanda que desacelera los mercados, lo cual estanca las economías y nos acerca a una casi inevitable recesión que podría evolucionar y transformarse en un periodo de estanflación.

Recientemente el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) dio a conocer que en el año anterior la inflación llegó a 13,12 por ciento, elevando el Costo de Vida a 32,45 por ciento; además iniciamos el año con incremento en el costo de la gasolina de 400 pesos, lo que impacta directamente el costo del transporte, trasladando esta variación al costo final de los productos y por ende estos subirán el precio más allá del incremento regular que trae el cambio de año.

Los combustibles representan el 2,9 por ciento de los gastos en la canasta familiar de los colombianos, el 80 por ciento de los vehículos (carros y motos) a gasolina se encuentran en los estratos 1,2,3, donde sus ingresos oscilan entre 0,5 y 3 salarios mínimos; esto hace prever que la inflación en el primer mes de año cierre alrededor del 14,72 por ciento y el Costo de Vida sobre el 33,5 por ciento.

El Gobierno tiene como reto paliar los efectos inflacionarios del desmonte de los subsidios a la gasolina, para lo cual debe diseñar estrategias que mitiguen el impacto en los sectores menos favorecidos, además debe crear una política de austeridad en el Gasto Corriente que mitigue la inflación.

La reactivación y la solidez de la economía se consiguen aumentando el flujo de capital circulante y la creación de nuevas plazas laborales, además es necesaria una tributación redistributiva y diferencial acorde al capital neto, esto dinamiza el poder adquisitivo per cápita aumentando la demanda lo cual se traduce en reducción del desempleo y aumento de la capacidad de producción de las empresas.

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