2023: ¿SERÁ UN AÑO DE CAMBIOS ESTRUCTURALES?

2023: ¿SERÁ UN AÑO DE CAMBIOS ESTRUCTURALES?

Damaris Izaguirre

El 2022 el cambio de Gobierno generó expectativas en gran parte de la población que entregaron sus anhelos al autodenominado progresismo; ilusiones que en algunos sectores se han venido diluyendo y se preguntan, ¿este Gobierno realmente traerá cambios estructurales?

La campaña presidencial de Gustavo Petro y Francia Marques tuvo como bandera política prometer un cambio en las políticas del país, donde primaban cambios urgentes como la doctrina de seguridad, la equidad social, el déficit de Gasto Social, la transición energética, entre otros; sin embargo, hay que ser claros en que el nuevo Gobierno jamás habló de cambiar el modelo económico, desde luego es más que obvio que cumplir las promesas de campaña atañan cambios en el modelo y la política económica del país, ¿está dispuesto el Gobierno de Petro a cambiar el modelo económico?, los acuerdos hechos con FMI y con los empresarios locales hacen pensar que no. 

Durante los cuatro meses largos que lleva Petro en el Gobierno ha generado matices que son acordes con sus ideales de cambio, que buscan el favorecimiento de las clases sociales menos favorecidas y tratan de mitigar la desigualdad persistente durante décadas; sin embargo, gastos innecesarios como el derroche protagonizado por Verónica Alcocer, el clientelismo persistente en algunos nombramientos y la continuidad de políticas económicas que solo favorecen a los ricos, entre otros, ponen en entre dicho los ideales de cambio y muestran al nuevo Gobierno como más de los mismo, pero con sabor a fresa.

De nada sirve hablar de cambio si este es eminentemente retórico, qué sentido tiene hablar de acabar con el modelo politiquero tradicional, si los candidatos que supuestamente liderarán el cambio recurren a la vieja cartilla de acuerdos burocráticos entre partidos y gamonales, cuando deberían ir a los pueblos y caseríos olvidados, construyendo con ‘los nadie’, los oprimidos, las transformaciones estructurales que necesita el país. 

Si de verdad el 2023 se proyecta como el año de los cambios y las transformaciones estructurales, implicará que el Gobierno se defina y deje de estar queriendo quedar bien ‘con Dios y con el Diablo’, en la lógica de cumplir las promesas el nuevo Gobierno deberá acabar con la política gatopardista -cambiar todo para que todo siga igual-, para empezar a implementar políticas públicas que favorezcan a todos los colombianos y que transciendan el asistencialismo.

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