DERROTEROS, EXPECTATIVAS Y REALIDADES DEL 2022
Sergio Torres
El hecho político que marcó el 2022 fue sin duda alguna el ascenso al Gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez, como representantes de un modelo de izquierda progresista y recogiendo parte de las exigencias de cambio que posicionó el Estallido Social en 2021.
El 2022 fue el año acuñado como histórico en términos político electorales pues es la primera vez que un gobierno caracterizado como de izquierda logra llegar a la Presidencia de la República, con una gran confluencia de sectores sociales y derrotando a los representantes de la oligarquía tradicional. En tal sentido, el 2022 tuvo un primer semestre en el que se despidió el gobierno Duque y una segunda parte con el nuevo gobierno.
Últimos días de Duque
El Estallido Social logró generar una crisis de gobernabilidad que desnudó todas las vergüenzas del Gobierno de Iván Duque, quien en un intento desesperado por rehacerse apeló a la persecución y violencia contra los liderazgos sociales y políticos que se le opusieron, a la vez que aprovechó sus últimos días de Gobierno para arrasar con los dineros del erario.
La derrota electoral de Uribe y la extrema derecha en las elecciones parlamentarias y presidenciales fue ‘el broche’ que cerró lo que en la calle ya se había manifestado. El Gobierno saliente entregó el país con un contexto de violencia principalmente contra actores sociales y políticos de las regiones, junto a una creciente alza de las dinámicas asociadas al narcotráfico y una altísima corrupción en las entidades gubernamentales.
Finalizando el 2022, siguen saliendo a la luz pública escándalos de corrupción heredados del Gobierno anterior en todas las dependencias estatales. Se estima que se robaron al menos 5 billones de pesos en órganos como el Departamento de Planeación, la Unidad Nacional de Riesgos y Desastres y en Ocad-Paz. Sin mencionar los famosos robos como el del Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones, entre otros.
La imposibilidad del cambio sin cambiar el modelo
Con todo y que la bancada del nuevo Gobierno incorporó diversos liderazgos sociales, el ejercicio del poder político sigue limitado al control del Gobierno más no del Estado. Incluso para lograr un manejo medianamente cómodo de Gobierno e impulsar reformas, tuvo que hacer alianzas con sectores tradicionales de la derecha. Esto ha minado la potencia de dichas reformas, y aunque permite ejercicios de consecuencia parlamentaria con las luchas sociales, limita los cambios en términos estructurales. Una primera parte de ello se vio en los ajustes a la Reforma Tributaria, que tuvo que ser acordada con estos sectores de la derecha, igual ocurrió con los cambios cosméticos hechos al Esmad, al que simplemente le cambiaron el nombre y limitaron el uso de algunas armas, más no se desmontó, como lo exigen las víctimas de esta policía militarizada.
Uno de los elementos de mayor urgencia y que generó mayores expectativas es el tema agrario y otros problemas de los territorios. El Gobierno hizo ruido con la promoción de los llamados Diálogos Regionales Vinculantes, iniciativa que se desarrolló en todas las regiones del país, donde se abordaron temas sensibles que atañen a la histórica ausencia del Estado. El problema radica en que estos escenarios queden en meros diagnósticos, ya que la principal amenaza es que su materialización depende de la implementación del Plan Nacional de Desarrollo.
Otras iniciativas muy destacadas, impulsadas principalmente por las organizaciones campesinas de las regiones, han sido la Convención Nacional Campesina y el Encuentro Cocalero del Catatumbo. Que buscan establecer políticas frente al campo de manera más directa y han logrado arrancarle compromisos al Gobierno. Sin embargo, la idea de una reforma agraria integral deberá ser forjada por las comunidades organizadas.
La Paz y Derechos Humanos
El Gobierno impulsa la llamada Paz Total como un intento por establecer negociaciones con bandas narcotraficantes, paramilitares y otros grupos delicuenciales. Dinámica que hasta ahora arroja pocos resultados. Y en el que el Gobierno tendrá que enfrentarse a los poderes que controlan el Estado, si son reales las aspiraciones de desmontar estos brazos paraestatales.
Se reinició la Mesa de Diálogo con el Ejército de Liberación Nacional -ELN-, con la exigencia de que esté espacio de diálogo no puede ser visto en ese mismo paquete de la Paz Total, pues se trata de un actor político con un proyecto histórico de país. En tal sentido, el Gobierno tendrá que darle su justa y precisa dimensión política al diálogo con la guerrilla. Que pasa por cambiar el modelo de pacificación por el de solución política acorde al estatus político del ELN.
En este marco de construcción de la paz, la iniciativa de Paz Total no cobija todavía cambios profundos en la Doctrina de Seguridad Nacional y de las Fuerzas Armadas. Por el contrario, aunque han disminuido las operaciones, se ha seguido implementando la militarización y la colusión con narcoparamilitares como respuesta a los conflictos.
En materia de Derechos Humanos aún no hay medidas ni mecanismos que paren el Genocidio a lideres y lideresas sociales, por el contrario continúan semana tras semana sumándose los casos de dirigentes asesinados, a pesar de la constitución de los Puestos de Mando Unificados por la Vida. Importante en materia de medio ambiente la firma y declaración como Ley del Acuerdo de Escazú.
Hacia adelante
El próximo año vendrán elecciones locales y ya la derecha empieza a alinearse para recuperar localmente escenarios de control político. Este tendría que ser un nuevo escenario de lucha política en el que los sectores populares ganen ejecutivos locales que permitan dinámicas alejadas de la corrupción y mayores aterrizajes en la búsqueda de cambios en los territorios.
En tal sentido, el principal protagonista de los cambios estructurales en materia política del país, debe seguir siendo el pueblo organizado y movilizado. El mismo que ya logró ganar un escenario de cambio en el Gobierno, deberá ahora profundizar esos cambios para que sean realmente estructurales y ayude al actual gobierno a salirse del encierro político de la derecha.