EL SALARIO MÍNIMO APENAS SUBIÓ 3%

EL SALARIO MÍNIMO APENAS SUBIÓ 3%

Claudia Julieta Parra

Tras varias semanas de sesión de la Mesa de Concertación Salarial finalmente se llegó a un acuerdo donde el salario mínimo aumentó en 16 por ciento; a pesar de que los grandes medios hablan de un aumento histórico, en términos reales es un aumento bajo e insuficiente.

Recientemente fue fijado el aumento salarial para el próximo año que en términos nominales asciende al 16 por ciento (160.000 Pesos). Dada la inflación que se estima cerrará el año cerca del 13 por ciento, el aumento real sería tan solo de 48.000 Pesos -un aumento de 1.600 Pesos-, ¿se puede mejorar el poder adquisitivo con aumento tan ínfimo?

Según informes oficiales en 2021 se perdió el 2 por ciento del poder adquisitivo y en 2022 un 5 por ciento. Si se tiene en cuenta la inflación creciente que en noviembre osciló en 12,53 por ciento las proyecciones económicas no pueden ser otras que un incremento en el déficit de poder adquisitivo per cápita.

Para el 2023 los trabajadores que ganan el mínimo tendrían un incremento salarial real del 4 por ciento debido a la pérdida del poder adquisitivo del último par de años y por la inflación proyectada para el 2023. Es una ganancia importante, pero no es un alza de doble dígito como parecía inicialmente.

El salario mínimo está determinado por la inflación -con tendencia al alta-, por tal razón, de nada sirve incrementar los salarios si este incremento como mínimo no duplica la inflación, de lo contrario el incremento salarial no permite solventar el aumento anual del valor de los productos y las constantes alzas por cuenta de la devaluación del Peso.

Los trabajadores no solo son actores por un contrato sino también son consumidores del mercado, por tanto, incrementar el poder adquisitivo de los trabajadores incrementa el capital líquido circulante lo que induce automáticamente el incremento de la demanda, en otras palabras, un empleado que gana más consume más y a mayor consumo mayor productividad de las empresas. Un incremento salarial que en términos reales es de 3 por ciento no logra impactar positivamente el poder adquisitivo per cápita lo que repercute en una caída abrupta de la demanda, que frena el mercado y desacelera las economías. Por tal razón, es urgente superar la fobia al incremento salarial desatendido de la inflación y que dinamice el flujo de capital líquido acelerando la economía nacional evitando su desaceleración y posterior recesión.

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