EL CAPITALISMO DESTRUYE LA BIODIVERSIDAD DEL PLANETA
Omaira Sáchica
La sobreindustrialización y la depredación de los bienes naturales han generado una catástrofe humanitaria y ambiental, que incrementa y acelera el Cambio Climático y sus afecciones sobre el medioambiente, llevándonos a un punto de no retorno que coloca el planeta al borde del colapso.
Durante siglos el sistema capitalista ha sometido al planeta a una degradación sin límites y los dividendos de esta sobreexplotación solo benefician a unos pocos plutócratas, mientras las consecuencias de esta devastación la sufre toda la humanidad.
Los cambios significativos, duraderos y escalables en los niveles de la temperatura global, las precipitaciones y los patrones de viento, a causa del aumento de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) [1], acumulados en la atmósfera, es lo que la comunidad científica ha definido como Calentamiento Global (CG), este fenómeno conlleva grandes afecciones para el planeta como sequias, inundaciones, entre otros, además conlleva la pérdida de biodiversidad, la cual es necesaria para garantizar el equilibrio de los ecosistemas y la especie humana depende de ella para sobrevivir.
Los bosques son fundamentales para regular el clima de la Tierra ya que intercambian más carbono, agua y energía con la atmósfera que ningún otro ecosistema terrestre, además regulan los patrones de precipitaciones y la severidad de las olas de calor; sin embargo, cada año perdemos unos diez millones de hectáreas de bosques, una superficie del tamaño de Portugal; por ejemplo, la tala de bosques tropicales en África Central o América del Sur, incrementa la temperatura media durante el día en unos 8 grados centígrados y disminuye las lluvias en esas regiones en un 15 por ciento.
Casi la mitad del planeta necesita protección de biodiversidad
La organización Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) publicó el Informe Planeta Vivo 2022, en el cual hace diagnóstico exhaustivo del estado de las poblaciones silvestres de vertebrados a nivel mundial [2].
El Informe hace énfasis en América del Sur y el Caribe por ser dos regiones robustas en términos de biodiversidad, entre 1970 y 2018 la población de las especies de peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos que habitan estas regiones han disminuido de media un 69 por ciento; a nivel global las poblaciones de agua dulce son las que presentan un mayor descenso general, con una caída del 83 por ciento, por ejemplo, el delfín rosado del Amazonas ha reducido su población en 65 por ciento; en África la pérdida de biodiversidad se sitúa en el 66 por ciento y en Asia ronda el 55 por ciento.
Como consecuencia del Cambio Climático en los océanos las poblaciones de la mayoría de especies de tiburones y rayas se han reducido un 71 por ciento en las últimas 5 décadas, y la mitad de los corales del planeta se ha perdido y esto supone una de las mayores amenazas para los ecosistemas submarinos, pues estas colonias de seres vivos albergan una cuarta parte de su biodiversidad, y son la pieza clave para el mantenimiento de una compleja cadena alimentaria que incluye a los seres humanos.
La huella ecológica de la humanidad requiere cambios trascendentales
La población humana consume tantos recursos naturales como si tuviéramos a nuestra disposición casi dos planetas, esto está deteriorando gravemente la salud del planeta y con ello las propias perspectivas de futuro de la humanidad.
El informe de la WWF es categórico al indicar que las principales causas de esta grave pérdida de biodiversidad son la degradación y la pérdida de hábitat naturales, la sobreexplotación de las especies silvestres, el tráfico ilegal, la introducción y el avance de las especies invasoras por todo el planeta.
Los factores de la pérdida de biodiversidad son complejos y transversales, y es esencial que reconozcamos que no hay una solución única y sencilla, por consiguiente, es de suma importancia que el mundo adopte un objetivo común mundial por la naturaleza, que oriente e impulse medidas por parte de gobiernos, empresas y de la sociedad, para cambiar los patrones de consumo y gastar en función de las necesidades básicas y no de la acumulación.
El planeta necesita cambios ambientales transcendentales
Estamos atravesando una crisis tanto climática como de pérdida de biodiversidad, dos caras de la misma moneda desencadenadas por la expoliación excesiva e insostenible de los recursos de nuestro planeta; es evidente que de continuar tratando estas crisis por separado no lograremos jamás abordar la crisis medioambiental de manera eficaz.
Solo con un nuevo modelo que no se centre en la acumulación de capital, tendremos una verdadera política ambiental que se convierta en un eje estratégico para salvaguarda de la vida.
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[1] Principales GEI: vapor de agua (H2O), dióxido de carbono (CO2), dióxido de nitrógeno (N2O), metano (CH4) y ozono (O3).
[2] Informe Planeta Vivo 2022. WWF, 12-10-2022.