MILTON, SÍ IMPORTA QUE ESTÉS ARRIBA
Comandante Nicolás Rodríguez Bautista
Por el Comandante Milton Hernández nos siguen preguntando quienes lo conocieron en el Foro de Sao Paulo y los revolucionarios que lideraron con él procesos unitarios y de paz a finales del siglo anterior, para ellos está vivo pese a que murió el 9 de abril de 2007.
Cuando nos conocimos en 1979 nos abrazamos con cariño porque los dos teníamos conocimiento previo de quién era cada uno, además había un particular motivo para estar alegres, dado que días antes había triunfado el sandinismo en Nicaragua, júbilo que nos contagiaba porque siempre hemos entendido que los pueblos son uno solo así estén separados arbitrariamente por las mal llamadas fronteras, máxime en este continente de la esperanza del que Bolívar dijo que debía ser una gran nación.
Luego de los abrazos y de compartir un café hablamos sobre los compañeros de Antioquia y otros departamentos que habían viajado a Nicaragua a participar en ese proceso revolucionario, y que estaban comenzando a retornar al país; en medio de la charla Milton de pronto me preguntó por qué me rodeaba solo de un pequeño comando guerrillero, mi respuesta fue proponerle que incluyéramos esa preocupación en la agenda que íbamos a desarrollar.
El día anterior un integrante de mi escuadra de apoyo lo había recogido en Zaragoza, un municipio minero del nordeste de Antioquia, luego en chalupa lo subieron por el río Nechí hasta el corregimiento de Pato para terminar la jornada con una caminata de una hora hasta llegar a donde lo recibí.
La doctrina de seguridad de un Presidente mafioso
Eran años en que el Movimiento 19 de abril (M-19) realizó acciones militares espectaculares, el pueblo resistía el Gobierno de Turbay Ayala (1978-1982), quien ganó la presidencia apoyado por los clanes mafiosos en donde había surgido, con la anuencia de Estados Unidos (EEUU) se mantenía en el poder, a quien servía en grado sumo porque firmó el primer Tratado de extradición de colombianos con la potencia norteamericana; además impuso un terrorífico Estatuto de Seguridad con el que sofocó el Conflicto Interno, acudiendo a centros de tortura y muerte como el de las caballerizas del Cantón Norte en Bogotá, en donde los militares atormentaron, asesinaron y desaparecieron a miles de opositores del régimen.
Durante 4 días intercambiamos de esta convulsa realidad y en particular del estado organizativo del Frente Urbano de Medellín, en donde Milton era uno de los principales jefes, puesto que allí teníamos varias Columnas, las que años más tarde pasando por encima de sus diferencias terminaron por unificarse en un solo Regional que desarrolló una potente inserción social, a la par que construyó una gran capacidad militar y se convirtió en un importante apoyo para los Frentes guerrilleros rurales en todos los campos.
En la primera noche de su estadía con nosotros luego de una presentación formal para la escuadra que me acompañaba, Milton dejó de ser un extraño cuadro urbano para convertirse en el amigo y confidente de los jóvenes guerrilleros; se compenetró tanto con ellos que ni él quería irse ni los muchachos querían que se fuera, en esos días él les desarrolló el acostumbrado estudio matutino y las conferencias nocturnas de cultura política.
Una hora antes de despedirnos le dije que desde que había asumido responsabilidades de mando prefería operar con una escuadra y no con una estructura más numerosa, por razones de seguridad e invisibilidad acorde a la visión y táctica guerrillera; le dije a Milton que esto lo había aprendido del Comandante Luis José Solano Sepúlveda, mi mejor maestro en la asimilación de las tácticas de la Guerra de Guerrillas, luego de verlo satisfecho con mi explicación nos despedimos una mañana todavía calurosa de octubre.
Unir, su tarea primordial
La década de los 80 fue de un gran esfuerzo unitario tanto dentro del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y de la izquierda colombiana, esto permitió que nuestros Congresos Nacionales enarbolaran la consigna de ‘la unidad es parte de victoria’, que caracterizó la creación de la Coordinadora Nacional Guerrillera en 1985 y luego al sumarse las FARC en 1987 se constituyó como Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (CGSB), hitos en los que Milton fue artífice destacado como cabeza de la Comisión de Relación con otras Organizaciones (Coro), creada en el Congreso de 1986 en el que Milton fue elegido nuevamente como integrante de la Dirección Nacional del ELN, ya que había ejercido esta responsabilidad entre 1978 y 1981 cuando fue capturado y condenado a 3 años de cárcel.
Iniciando los años 90 del pasado siglo ocurrió el desplome de los países socialistas, lo que trajo un recrudecimiento del capitalismo neoliberal como parte de la ofensiva contrarrevolucionaria que encabezaron los EEUU, en respuesta las fuerzas progresistas y socialistas del continente crearon el Foro de Sao Paulo en el que Milton participó desde su fundación a nombre del Frente Internacional del ELN, responsabilidad que le había asignado el Congreso de 1989.
Milton participó en el aprendizaje que comenzamos a hacer para concretar una Solución Política del Conflicto, primero en los Acuerdos del Palacio de Viana en Madrid y luego en el encuentro con representantes de la sociedad colombiana realizado en el monasterio de Puertas del Cielo en Maguncia, Alemania, ambos desarrollados en 1998.
Siempre optimista y jovial
En El Salvador barrio obrero del suroriente de Medellín nació Milton el 4 de octubre de 1956, en una familia con 17 hijos donde él era el séptimo, todos hinchas del equipo de fútbol del pueblo el Deportivo Independiente Medellín (DIM), fidelidad que recordaba con el verso de “no me importa/que no estés arriba/para quererte/glorioso DIM”, afición que era tan fuerte como su pasión por los tangos.
Mientras estudiaba la secundaria se inició en el teatro y en el trabajo social hecho desde grupos juveniles influidos por sacerdotes de la Teología de la Liberación, activismo en el que encontró al ELN, donde militó por más de 3 décadas.
No conocí a Milton consumiendo licor, no lo motivaba para que se desbordara de alegría, esta le brotaba siempre desde lo más hondo de su alma; su espíritu optimista, jovial y de picardía lo heredó de su familia y lo conservó hasta en los momentos de mayor riesgo o enfermedad; su tiempo libre en los campamentos guerrilleros lo dedicaba a compartir con los jóvenes interesados en conocer sus enseñanzas políticas, en medio de ellas siempre había espacios para referir divertidas anécdotas y chistes con que los hacía reír a carcajadas, por esto se ganó el respeto, cariño y reconocimiento de quienes compartieron con él, tanto en la izquierda como en las filas del ELN.
A mediados de los 90 le practicaron un trasplante de riñón que lo obligó a hacerse diálisis periódicas, reto que asumió sin alejarse de sus tareas revolucionarias, a todos decía que “soy un limitado, no un enfermo”, al tiempo que hacía innumerables chistes sobre su estado de salud. En estos años sacó tiempo para escribir un completo libro sobre la historia del ELN que tituló “Rojo y Negro” [*].
Cumplidos los 10 años del trasplante su salud se deterioró notablemente por lo que decidimos que se radicara en Cuba, a cuyo Gobierno le solicitamos su atención como asunto humanitario; el 9 de abril de 2007 su vida se apagó cuando hacía reír al personal médico con sus chistes, hoy su sonrisa y alegría nos sigue contagiando cuando lo traemos al presente para reiterar que este digno Comandante guerrillero, humanista, enamorado de la unidad popular, consagrado a la causa revolucionaria, soñador romántico, buen hijo, buen padre, buen esposo y empedernido “mamador de gallo”, saltó a la gloria para ocupar el pedestal donde están los auténticos revolucionarios; seguir su ejemplo es parte de nuestro indeclinable compromiso de ir hasta las últimas consecuencias en esta lucha por la liberación nacional y el Socialismo.
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[*] descargar libro en https://eln-voces.net/libros/rojoynegro.pdf