SIN CARNE PA’ LA SOPA

SIN CARNE PA’ LA SOPA

Claudia Julieta Parra

La inflación, la depreciación del Peso, el incremento de las Tasas de Interés, entre otros, son fenómenos macroeconómicos con impacto directo en el Costo de Vida, que en términos pragmáticos tienen una traducción simple: toca comer menos para que la plata alcance.

El desmesurado incremento de la inflación que en septiembre llegó a 11,44 por ciento ha puesto el costo de los productos básicos, especialmente los alimentos, ‘por las nubes’; esto aunado al nutrido desempleo ha disminuido el poder adquisitivo per cápita lo que ha impactado negativamente el mercado, generando un shock de demanda que ha comenzado a desacelerar la economía precipitándonos a una recesión.

La inestabilidad política, los desafíos económicos, los nuevos desplazamientos internos, entre otros, han resentido la economía a tal punto que 7,3 millones de colombianos necesitarán asistencia alimentaria, cerca de 21 millones se encuentran en pobreza monetaria con ingresos per cápita promedio de 331.000 Pesos mensuales, 15,9 millones consumen dos o menos comidas al día, y cinco millones sufren desnutrición crónica de los cuales el 78,9 por ciento son menores de 5 años. Según la FAO Colombia forma parte de los países que se consideran “Puntos críticos de hambre”.

El alto costo de alimentos esenciales en la dieta como carne, papa, yuca, frutas, entre otros, han cambiado los patrones de consumo de los hogares colombianos, en especial de las capas sociales menos favorecidas; esta situación de carencia de nutrientes vitales, conlleva la falta de unos mínimos energéticos para afrontar el desarrollo vital, en especial el de los menores en crecimiento; estos problemas nutricionales desencadenan limitaciones cognitivas y genéticas que se trasmiten generacionalmente.

La catástrofe socioeconómica del país en gran medida se debe a políticas económicas regresivas que favorecen a los grandes capitales, la dependencia que tiene el país de economías foráneas y el gran volumen de importación de materias primas y productos básicos; esta situación solo será mitigable cuando el Estado disminuya el Gasto Corriente (Burocracia, Guerra, pago de Deuda Externa) y suntuario y traslade estos recursos para aumentar el Gasto Social. 

Devolver el poder adquisitivo a las capas sociales menos favorecidas implica esfuerzos políticos más allá de invertir recursos en subsidios y ayudas humanitarias, resolver el pasivo social implica dignificar el empleo en términos de cobertura, remuneración justa, entre otros. Solo incentivando la producción nacional y fomentando la generación de plazas laborales es posible reactivar la economía y disminuir el Costo de Vida.

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