‘NADA MÁS HIPÓCRITA QUE EL DISCURSO PARA SALVAR LA SELVA’

‘NADA MÁS HIPÓCRITA QUE EL DISCURSO PARA SALVAR LA SELVA’

Damaris Izaguirre

Las grandes potencias constantemente están hablando sobre la necesidad de salvar las selvas y los bosques para detener los efectos nocivos del Cambio Climático; sin embargo, no hacen nada para reducir su huella de carbono y mucho menos disminuyen la producción de bienes de consumo no esenciales.

Resultan muy interesantes los planteamientos hechos por el Presidente Petro ante la Asamblea General de la ONU, aunque no se puede desconocer el impacto ambiental que causan los cultivos de uso ilícito en nuestras selvas, el principal impacto que sufren las selvas y en especial la Amazónica es a causa de la ampliación de la frontera agropecuaria.

Diversos estudios de impacto medioambiental indican que la ganadería extensiva, los monocultivos y los cultivos de uso ilícito son las principales causas de la deforestación en nuestro país, el área deforestada por coca es minúscula en comparación a la que ocasiona la ganadería extensiva, es 60 veces mayor el área deforestada por ganadería extensiva que por coca; según el Ideam el año anterior el 66 por ciento de las hectáreas deforestadas en la Amazonía tenía como propósito la ganadería extensiva.

Según la investigadora Helena García la ganadería en Colombia en sí misma no mantiene el ganado con fines productivos, lo que busca es la acumulación de pocas cabezas de ganado -con relación al espacio en metros cuadrados-, es asegurar la tenencia de la tierra mediante la introducción de ganado en pie; ante la falta de tierra para sostener este modelo de ganadería, se ha intensificado deforestar bosques y selvas para generar campos de pastoreo.

Salvar las selvas colombianas implica una reconversión ambiental y sustentable de la ganadería, pasar de la ganadería extensiva a una ganadería intensiva, esto disminuiría considerablemente la deforestación y además permite hacer esta actividad más rentable y funcional, por tanto, se podría contribuir a mejorar la nutrición de los más empobrecidos y excluidos, a través de subsidios que garanticen el consumo de proteína animal tan siquiera un día de por medio.

Una Reforma Agraria no solo debe redistribuir la tierra de una manera más equitativa, sino que además debe cambiar la vocación y uso de la tierra, conforme a minimizar el impacto medioambiental que actividades como la ganadería y la mega agricultura causan sobre los ecosistemas; solo de esta forma será posible frenar el Cambio Climático y acabar con la demagogia de los Estados al respecto.

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