CAMALEONES RONDAN AL NUEVO GOBIERNO
Damaris Izaguirre
El sistema político colombiano ha sido eminentemente clientelar por esta razón las alianzas sumadas en la campaña electoral se convirtieron en cheques posfechados, que tras el triunfo se pagan con cuotas burocráticas como Ministerios y Direcciones de entes estatales, entre otros.
Series de televisión como la estadounidense House of Cards y la danesa Borgen develan los entresijos de la política y las alianzas maquiavélicas a las que recurren los políticos, tramas en que la política colombiana no es la excepción, pues la gran mayoría de los operadores políticos son ‘camaleones’ que saltan de un Partido a otro con el cuentico de que la “política es dinámica”, así se acomodan y aseguran cuota burocrática en cada Gobierno.
La conformación del equipo de Gobierno de Gustavo Petro está en pleno proceso, de los 18 Ministerios existentes solo han nombrado a 6; con esta pequeña muestra representativa se ve la persistencia del viejo modelo de entregar cuota burocrática para “ganar en gobernabilidad”.
Hasta ahora el nombramiento más cuestionado es el de Alejandro Gaviria como Ministro de Educación, quien por su trayectoria neoliberal ha sido rechazado por numerosas organizaciones del sector educativo, por ejemplo, el responsable de la Secretaría de Educación de la Federación de Estudiantes Universitarios de Colombia afirma que, “él tiene una visión neoliberal de la educación, porque, como se ha visto en su trayectoria, ve las instituciones de educación superior como empresas y también responde a un modelo de financiación a la demanda, que es algo que históricamente el movimiento estudiantil ha rechazado”.
Dentro de los principales retos que tendrá Gaviria está reformar el Icetex y liberar a sus usuarios del endeudamiento crónico, que deje de comportarse como un ente financiero y fomente el acceso a la educación para los más excluidos, cubrir el déficit fiscal de las universidades públicas y el fortalecimiento económico del sistema público universitario, en aras de lograr la tan anhelada gratuidad y el acceso por medio de la financiación de la oferta y no de la demanda, lo mismo debe replicar en la educación básica y preescolar.
Dando el beneficio de la duda y bajo el principio de la buena fe, Gaviria o quien sea que esté a cargo de la Cartera de Educación, debe tener como precepto que la educación es un derecho fundamental, por tanto no puede ser vista como un negocio sino como la oportunidad de fomentar el desarrollo social y popular del país.