CAE UN METEORITO: LA CRISIS GLOBAL DE LA DEUDA EXTERNA
Chavela Villamil
La crisis que ha venido experimentando el capitalismo durante las últimas décadas ha contraído la economía global, esto ha impactado las monedas de todos los países y en especial la nuestra, incrementando en márgenes históricos la pobreza y la desigualdad.
Durante las últimas décadas la economía mundial ha venido desacelerándose silenciosamente, esto ha conllevado a que los países sin importar si son desarrollados o en desarrollo se vean obligados a aumentar el Déficit en Cuenta Corriente o Deuda Externa (DE).
Según el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés) el Déficit de Cuenta Corriente entre 2020 y 2021 se incrementó en 36 billones de Dólares, llegando a un récord histórico de 296 billones de Dólares [1], esta exorbitante cifra es 3,5 veces superior al Producto Interno Bruto (PIB) global que el año anterior fue de 84,75 billones de Dólares [2].
Los círculos del infierno
De acuerdo con el Balance del 2021 del Banco de la República la DE colombiana alcanzó los 167.859 millones de Dólares, de los cuales 100.414 millones de Dólares corresponden a la Deuda Pública, esto equivale al 53,1 por ciento del PIB [3].
El Congreso de la República aprobó el Presupuesto General de la Nación (PGN) para 2022 por un monto de 350,4 billones de Pesos, de los cuales destinó 76,9 billones al pago de la DE, lo que representa un incremento del 9,1 por ciento, mientras a la inversión social el incremento solo fue de 3,7 por ciento y el monto que le destinan es de 62,2 por ciento.
El problema de la economía colombiana no es financiero sino económico, los impuestos cubren medianamente la Balanza de Gastos, el problema radica en la destinación del gasto ya que gran parte del recaudo se destina al Gasto Corriente (burocracia, Guerra, DE); además la política económica actual gasta más de lo que produce, lo que la obliga a suplir pasivos a través de nuevos empréstitos con la Banca Multilateral, generando un Déficit Fiscal creciente e insostenible que hoy asciende a los 105,7 billones de Pesos, que representa el 9,6 por ciento del PIB.
La DE no solo es impagable sino que es la principal responsable del aumento constante del Déficit Fiscal, por cada 10.000 Pesos que produce el país debe destinar 5.310 Pesos a amortizar DE, esta crisis estructural del gasto nos hace incapaces de cubrir los gastos estatales incrementando el Déficit Fiscal y obligando a contraer a nuevos empréstitos; mientras dejan de atender el Gasto Social (salud, educación, alimentación, vivienda, etc), lo que profundiza la penuria de la mayoría de los colombianos; todos los Gobiernos prefieren servir a la DE, que cubrir la Deuda Social.
Es urgente romper la lógica antifinanciera de una DE a la que solo se logra amortizar los intereses pero la deuda de capital sigue intacta; esto nos deja solo tres posibles alternativas: 1) podemos declararnos insolventes y negarnos al pago lo que traería serias repercusiones macroeconómicas, 2) renegociar el pago y de esta manera aliviar la carga sobre el PIB para mejorar el desarrollo productivo y la capacidad de pago y 3) congelar el presupuesto destinado a este pasivo o reducir el monto destinado al pago del mismo.
Una crisis peor que la de hace 40 años
Ante el elevado techo del Déficit de Cuenta Corriente global y en especial de los países en vía de desarrollo, aunado a la ola inflacional exacerbada por el conflicto Ucrania-Rusia, se puede inferir que nos encontramos en los inicios de una nueva crisis de Deuda, que en términos de gravedad puede superar a la crisis sufrida en la década del 80 del siglo pasado.
El Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz afirma que, “dada la posibilidad de que las alzas de tipos de interés y la Guerra de Rusia en Ucrania provoquen fugas de capitales a gran escala y una crisis global de deuda, es crucial que el FMI acepte los controles de capitales y reconozca que pueden ayudar a los estados miembros a mitigar la inestabilidad financiera” [4].
El siguiente Gobierno debe cambiar el modelo económico
Necesitamos una política financiera que recorte los gastos suntuarios y el Gasto Corriente, y que a su vez modifique la tributación en aras de que esta sea redistributiva y que las empresas aporten acorde a sus utilidades netas, de igual forma, estos recursos se deben destinar a incrementar el Gasto Social, para subsidiar a los sectores más empobrecidos y excluidos.
Cualquier propuesta tributaria, financiera o medida que busque mitigar la brecha social y dinamizar la economía es inocua, sino se rompe la lógica antifinanciera de una DE impagable y que asfixia el PIB nacional; dinamizar la economía y evitar crisis futuras implica un cambio urgente en el modelo económico, que se centre en fortalecer y desarrollar la producción nacional y aumentar el poder adquisitivo per cápita.
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[1] La deuda global se desboca y roza los 300 billones de dólares. Forbes, 05-02-2022.
[2] PIB global y per cápita para 2021. Banco Mundial, 12-03-2022.
[3] La deuda externa colombiana llegó a US$167.859. Valora Analitik, 08-02-2022.
[4] La tarea inconclusa del FMI. La Jornada, 09-03-2022.