LA IZQUIERDA Y LOS CAMBIOS ESTRUCTURALES
José Aldemar Rojas Rodríguez
En 2021 la izquierda avanzó por las vertientes conocidas de la lucha legal y la insurgencia guerrillera, a las que se agregan las nuevas fuerzas populares que insurgieron con el Paro Nacional, coincidiendo todas en que ante la honda crisis del país, la única salida son los cambios estructurales.
Los primeros meses del año fueron de avance en la convergencia entorno al Comité Nacional de Paro (CNP) y el fortalecimiento de la agenda de movilización de calle para enfrentar la Emergencia Económica y Sanitaria del Gobierno, el modelo de salud excluyente, el aislamiento obligatorio para enfrentar el Covid-19 sin garantías básicas y estabilidad laboral, quiebra de las Pymes y de los proyectos económicos de las comunidades étnico campesinas; descontentos expresados en las movilizaciones del 8 de marzo y en el levantamiento popular y de resistencia del Paro Nacional iniciado el 28 de abril.
Tres meses de sublevación popular
El trato de Guerra contra el Paro Nacional y la negativa de Duque a dialogar para resolver por la vía de la concertación las problemáticas que afectan a la población, provocó que en los sectores movilizados se dieran dos opciones diferentes de continuar buscando la solución, unos liderados por el CNP que seguían insistiendo en dialogar con el Gobierno Duque, ya de por sí negado, y otros optaron por mantener las resistencias en las calles; a partir de agosto las movilizaciones fueron desgastadas por la acción represiva sin logros inmediatos, por lo que en el 2022 seguirá el tensionamiento social producto de la situación de crisis humanitaria y económica.
En un intento de mantener un mecanismo democrático y participativo surgieron las Asambleas Populares con participación de organizaciones sindicales y Movimientos político-sociales, un sector de ellas hizo parte del CNP para trabajar en unidad de acción, el otro sector se integró en la Asamblea Nacional Popular, que concluído el Paro no tuvo otros desarrollos.
Se destaca la conformación de la Comisión humanitaria internacional de monitoreo y verificación de la situación de violación de los Derechos Humanos en las zonas de mayor represión, en respuesta a la cooptación de los entes de control y de justicia por parte de la coalición de Gobierno.
La Multilateral
Los movimientos que convergen en la Multilateral de Fuerzas Sociales y Políticas, Populares y de Izquierda trazaron líneas de acción de unidad política que permitan mejorar la correlación de fuerzas, mantener activo y en ascenso las luchas sociales en fin de presionar cambios estructurales del modelo económico [1].
Las fuerzas que confluyen en la Multilateral se vincularon al Pacto Histórico porque contemplan la necesidad de un acuerdo programático con otras fuerzas políticas, para ser Gobierno y continuar buscando la Solución Política al Conflicto Interno, es decir, cumplimiento de los Acuerdos de Paz con las FARC y la reanudación de los diálogos con el ELN.
A su vez, las mujeres democráticas, comunistas y socialistas que integran las fuerzas políticas de izquierda abogaron por trabajo digno en el sector del campo y la ciudad, el reconocimiento del trabajo no remunerado, exigieron renta básica y se declararon en abierta rebeldía contra la penalización del aborto, la violencia de género, el racismo, el patriarcado, el capitalismo y el imperialismo.
La Primera Línea y el despertar de las conciencias
A pesar de la represión los movimientos de masas tratan de mantenerse bajo nuevas formas, y una de estas surge de manera más definida en el Paro Nacional: las Primeras Líneas, una forma particular de lucha más avanzada de los que han sido las tradicionales maneras de movilización de masas en el país, con un enemigo definido: la oligarquía y la corrupción, están integradas por ciudadanas y ciudadanos en su mayoría jóvenes que fueron excluidos de los sistemas de educación, salud y de empleo digno, decididos a buscar cambios estructurales.
No están aislados, cuentan con el apoyo de los habitantes de barrios en donde se organizaron Concejos Pedagógicos y Asambleas Populares para definir las rutas a seguir, lo que garantiza una estructura que no desaparece y se mantendrá en el tiempo, fruto de la necesidad de la defensa de espacios invadidos por el aparato represivo del Estado y de protección de las dinámicas de lucha social.
La oligarquía colombiana es consciente de ese paso importante de la lucha popular y como respuesta le dio trato de guerra, esto quedó en evidencia en los Puntos de Resistencia, epicentros de la lucha popular que fueron atacados con técnicas de combate empleadas contra las guerrillas, desplegando el Grupo de Operaciones Especiales (Goes), el Esmad, comandos del ejército, policías y el paramilitarismo urbano, apoyados por tanques, helicópteros e infiltraciones de Policía que adelantaron acción de sabotaje contra comunidades, respaldados por medios de comunicación oligárquicos que criminalizaron al movimiento y la identificaron con las guerrillas para justificar su descabezamiento y poder destruir el avance de las luchas de masas en las ciudades.
Las Farc del posacuerdo
La desmovilización del grueso de las estructuras de las Farc fruto de su Acuerdo con el Gobierno de entonces, evidenció que alto número de sus miembros no fueron consultados en tan delicada decisión ni conducidos políticamente en los Acuerdos, quedando muchos de ellos a la deriva, realidad manipulada por el Gobierno y sus FFAA para generar dispersión y captación de una parte de ellos, constituyéndose en un delicado problema para todas las expresiones insurgentes, con mas complejidad para las dos expresiones de las Farc que hoy reivindican la continuación de la lucha armada revolucionaria.
Paz con dignidad humana, democracia y soberanía es la principal bandera de la Segunda Marquetalia liderada por el comandante Iván Márquez, organización que reafirma: el derecho a la rebelión frente a regímenes tiránicos como un derecho universal de los pueblos y la estrategia bolivariana de la Nueva Colombia con el objetivo de toma del poder para el pueblo en las que las vías para lograrlo son: las armas, la movilización, las urnas o el pacto de un acuerdo político nacional en cuyo resultado sea un gobierno de paz, justicia social y de democracia. La Segunda Marquetalia también hace un llamado a la unidad de todas las fuerzas populares y de izquierda para que se pueda avanzar en ese propósito.
Frente a las expectativas de la Segunda Marquetalia de cara al nuevo Gobierno del año 2022, en palabras del comandante Iván Márquez “queremos un gobierno que abra un capítulo de diálogos con todas las insurgencias, y que hable también con las organizaciones sucesoras del paramilitarismo que han expresado desde hace años su disposición de «acogimiento» a la justicia” [2].
Otros sectores de las FARC que se mantuvieron fuera de los Acuerdos con Santos siguen restructurándose, hay Frentes con un accionar político y mediático más visible, lo cual ha permitiendo ubicar que mantienen como política los principios organizativos fundacionales, uno de ellos es el Frente 33 que mediante entrevistas y comunicados públicos le han hecho saber al país que ven con buenos ojos la eventual llegada de un Gobierno progresista para el 2022 y abiertos a una posibilidad de Diálogo con ese Gobierno, enfatizan que las armas son la garantía de cualquier conversación.
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[1] Coalición de Movimientos Sociales de Colombia-COMOSOC; Congreso de los Pueblos-CdP; Coordinadora Socialista-CS; Movimiento por la Constituyente Popular-MCP; Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo-MODEP; Marcha Patriótica-MP; Partido Comunista Colombiano-PCC; Partido Comunes.
[2] CM& entrevista a Iván Márquez – noviembre 30 de 2021.