VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES EN LAS CÁRCELES

VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES EN LAS CÁRCELES

Grupo de Estudio de Presos Políticos ‘Uriel puedo opinar’

En las cárceles hay más de 7.000 mujeres quienes son víctimas del sistema y en últimas es él quien las ha llevado a la reclusión; al interior de los muros las mujeres además de las vicisitudes propias de las cárceles como el hacinamiento enfrentan agresiones y vejámenes por condiciones de género.

Las cárceles colombianas albergan una población de 97.606 prisioneros de los cuales 7.032 –7,2 por ciento– son mujeres; en la actualidad el sistema penitenciario tiene una sobrepoblación de 16.706 internos que equivale a un hacinamiento del 20 por ciento, lo que ha generado una crisis humanitaria que la Corte Constitucional en diferentes Sentencias ha declarado inconstitucional y ha instado al Gobierno a que la solucione, sin embargo, la crisis penitenciaria sigue agravándose.

Según un informe del Comité Internacional de la Cruz Roja (Cicr) el perfil de las mujeres privadas de libertad en las cárceles colombianas se caracteriza por ser cabeza de hogar, de bajos recursos, sin estudios superiores, y víctimas de algún tipo de violencia, la mayor parte no han cometido delitos violentos y son infractoras por primera vez [*]; su detención rompe el núcleo familiar y expone a sus hijos a múltiples traumas y el estigma social, además los hace vulnerables a la violencia y a la delincuencia.

Prisioneras, confinadas y abusadas

En el contexto de la pandemia del Covid-19 la indolencia y negligencia de parte de los organismos gubernamentales y la política criminal se ha recrudecido contra toda la población carcelaria, pero en especial contra las mujeres; un caso puntual es la cárcel femenina El Buen Pastor de Bogotá, su población ha sido la última en recibir el plan de vacunación y lo mismo ocurrió con las visitas, tanto virtual como presencial.

El hacinamiento es preocupante porque en celdas diseñadas para cuatro hoy por hoy tenemos celdas donde hay cinco y seis internas; otro drama de revictimización es que los niños que nacen en prisión son sometidos a purgar penas al lado de sus madres en condiciones infrahumanas, sin tener en cuenta la parte humana, la afección psicológica que sufren en estos casos tanto la madre como el hijo, la detención domiciliaria sería una acción humanitaria, sin embargo en la mayoría de las veces les niegan esta opción.

Las mujeres recluidas recibimos por parte de las guardianas un trato más fuerte, hostil, humillante y denigrante que el que reciben los hombres, todo por el simple hecho de ser mujeres, además del acoso y violencia sexual ya que la gran mayoría de las guardianas son lesbianas, y quieren que una como interna se someta a cumplir los caprichos y fantasías sexuales.

Otra gran diferencia entre hombres y mujeres es el horario para estar en los sitios diferentes a las celdas, las mujeres tenemos más limitaciones y menos tiempo, estamos encerradas desde las 3 de la tarde hasta las 6 de la mañana, el servicio de agua y la luz al interior de la celda es solamente de 3 a 8 pm.

Las mazmorras niegan los derechos fundamentales

Toda la población carcelaria y en especial las mujeres estamos sometidas a condiciones violatorias a los Derechos Humanos (DDHH) como es el hacinamiento, la restricción y secuestro de las visitas como medida conductista, la obligatoriedad de portar un uniforme que soslaya la libre expresión y el libre desarrollo de la personalidad, entre otros.

En materia de salud y alimentación la violación a los DDHH es flagrante, ya que no se brinda el cuidado adecuado y el acceso a atención médica es solo en casos de extrema gravedad, en ocasiones ni siquiera esos casos son atendidos con prontitud.

El libre desarrollo de la personalidad, la intimidad, vida privada y familiar es duramente cohesionada, el horario de visita conyugal es una vez al mes y solo por dos horas, lo cual hace que en muchas ocasiones las mujeres pierdan el vínculo afectivo y el núcleo familiar. 

La resocialización es una falacia

La tan llamada resocialización no existe ya que en torno al trabajo y el estudio los cupos son limitados, además se debe cumplir con una larga lista de objetivos como la clasificación de fase, conducta y adecuado desempeño, normas, criterios o exigencias que van descalificando muchas mujeres para su participación o beneficios.

Para el régimen no hay diferencia en el trato de hombres y mujeres, es una situación compleja, los niños llegan a la guardería sin ningún apoyo en la alimentación ni del consorcio, ni de ICBF, toca es pelear a través de denuncias y tutelas, pero esto también les repercute en traslados lejos de lugar de origen y más represión y estigmatización.

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[*] Informe cárceles y mujeres en Colombia. CICR, 5-02-2019.

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